“La fase militar de este conflicto debe terminar. Ningún otro territorio puede ser controlado por el Gobierno sirio”, señaló el enviado especial de EE.UU. para Siria, James Jeffrey, en declaraciones hechas el miércoles desde Ankara, la capital de Turquía.
El Gobierno sirio no debe lograr nuevos avances sobre el terreno por medios militares, esta es la prioridad de Washington, afirmó Jeffrey, para luego agregar que va a abordar el asunto con las autoridades turcas en los próximos días.
En esta misma línea, el funcionario estadounidense indicó que el Gobierno sirio, presidido por el presidente, Bashar al-Asad, debería dejar la guerra antiterrorista y solo participar en diálogos y negociar con la comunidad internacional.
El diplomático estadounidense exige el fin de las operaciones antiterroristas de Damasco, mientras que aún operan miles de elementos ultraviolentos en el país árabe, especialmente en las provincias noroccidentales de Idlib, Hama, Alepo, así como en Deir Ezzor (este), donde realizan graves crímenes contra los civiles y lanzan de vez en cuando ataques contra las posiciones del Ejército sirio y sus aliados.
Las autoridades sirias han acusado en reiteradas ocasiones a los Estados Unidos de brindar todo tipo de apoyo a las bandas terroristas, como entrenar a sus elementos en las bases militares que han construido de manera ilegal en las zonas orientales y nororientales de Siria, ricas en petróleo.
Teniendo en cuenta este punto, las declaraciones de Jeffrey para pedir el fin de las operaciones antiterroristas del Ejército sirio parecen tener lógica, pues busca proteger a sus aliados terroristas.
A su vez, el enviado especial del presidente ruso para Siria, Alexander Lavrentiev, dejó claro en la misma jornada del miércoles que las constantes provocaciones terroristas cierran las posibilidades de una tregua en el país árabe, pues el alto el fuego será posible solo tras acabar con el terrorismo.
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