Se trata de un nuevo caso de brutalidad policial en EE.UU. Alrededor de las 5:00 p.m. del domingo, un agente de la Policía disparó a un hombre de color, identificado como Jacob Blake, que iba desarmado en las cercanías de su coche en la localidad de Kenosha, en el estado de Wisconsin. El vídeo del ataque, grabado por los vecinos, fue difundido ampliamente en las redes sociales.
Tras el incidente, decenas de personas salieron a las calles de la ciudad a protestar en contra de este nuevo caso de violencia policial en su país, y algunos se dirigieron a la estación de Policía para exigir que el caso no quede impune. La Policía, sin embargo, respondió imponiendo un toque de queda en toda la ciudad hasta las 7:00 a.m.
El Departamento de Policía de Kenosha ha emitido este lunes un comunicado al respecto, donde explica que los agentes policiales recibieron una llamada por un incidente doméstico. Asimismo, el teniente Joseph Nosalik, portavoz del Departamento de Policía, dijo que el tiroteo será investigado por la División de Investigación Criminal del Departamento de Justicia de Wisconsin.
Conforme al texto, la víctima, baleada varias veces mientras intentaba abrir la puerta del conductor de un vehículo estacionado en una calle residencial, fue trasladada inmediatamente al hospital. No obstante, según han informado los medios estadounidenses, actualmente se encuentra en estado grave y se teme por su vida.
Tony Evers, gobernador de Wisconsin, publicó, a su vez, una declaración sobre el incidente, denunciando que “aunque no tenemos todos los detalles todavía, lo que sabemos con certeza es que no es la primera persona negra que ha sido baleada, herida o asesinada sin piedad por personas que están en las fuerzas del orden público en nuestro estado”.
Sin embargo, pese a las masivas protestas y los llamados a la paz tras la conmoción que generó el asesinato del afroamericano George Floyd por un agente policial de Mineápolis (estado de Minesota, norte), la violencia empleada por los agentes policiales de EE.UU. en los arrestos de afroamericanos no ha disminuido.
La brutalidad de la Policía de EE.UU., que es la sexta causa de muerte entre los jóvenes afrodescendientes, ha suscitado críticas de diversas organizaciones de derechos civiles. Los críticos dicen que el hecho expone las grietas dentro de un sistema inherentemente racista y aseguran que el aumento de la violencia racial en Estados Unidos en los últimos años se debe a las políticas racistas del presidente Donald Trump.
De acuerdo con un estudio elaborado por las universidades de Michigan, Rutgers y Washington, los afroamericanos tienen 2,5 veces más posibilidades de morir a manos de la Policía que los blancos.
mrp/mrz/nii/
