Mientras las protestas contra el brutal asesinato del afroamericano George Floyd por un agente de policía de Minápolis están entrando en su segunda semana, el mandatario neoyorquino Donald Trump ha amenazado con desplegar militares en servicio activo en todo el país para calmar los disturbios.
Dos funcionarios del departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) dijeron el martes a la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP) que el presidente había ordenado que aviones militares volaran el lunes por la noche sobre la ciudad de Washington DC (la capital) como una “muestra de fuerza” contra los manifestantes. Sin embargo, no dijeron cuántos o qué tipo de avión se había movilizado.
Asimismo, un alto funcionario de la Casa Blanca, reveló la misma jornada, bajo condición de anonimato, que Trump esperaba que la violencia contra los manifestantes en la capital se considere como un ejemplar para el resto del país.
No obstante, los videos y fotografías publicados en las redes sociales muestran helicópteros volando a baja altura sobre los edificios y flotando justo por encima de los grupos de manifestantes que estaban en la calle a pesar del toque de queda decretado tanto en todo el distrito como otros 15 Estados del país.
Por otra parte, las fuerzas de seguridad, utilizando helicópteros para completar las tácticas de Trump para tomar medidas enérgicas contra los manifestantes, usaron también gases lacrimógenos, balas de plástico y aerosoles químicos para contrarrestar a las movilizaciones cerca de la Casa Blanca.
Tales medidas de Trump para reprimir a manifestaciones fueron denunciadas ayer por algunos de sus aliados republicanos, así como por los demócratas, en particular su rival electoral Joe Biden.
Todo esto, mientras que las misiones de demostración de fuerza están diseñadas para crear terror y, en zonas de combate, advertir a las fuerzas opuestas de una posible acción militar si se provoca.
Tres altos funcionarios de defensa afirmaron a su vez que la idea de desplegar fuerzas militares estaba siendo impulsada por la Casa Blanca, no por el Pentágono, revelando que Trump consultó con sus asistentes sobre el uso de vehículos militares o “el tipo de hardware” utilizado por las fuerzas armadas, para “controlar el caos”.
Esto, en momentos en que pese a que las movilizaciones realizadas por el empleo de la violencia de los agentes han sido reprimidas brutalmente por la Policía, que atacó con gases lacrimógenos a los manifestantes y arrestó a cientos de ellos en varias ciudades del país, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) también ordenó el viernes al Ejército que alistara las unidades de la Policía Militar en servicio activo para su despliegue en Minneapolis.
Además, la Guardia Nacional de Estados Unidos había confirmado el domingo el despliegue de aproximadamente 5000 efectivos en 15 estados y Washington DC, desde la mañana de esa jornada, otros 2000 están listos para actuar si es necesario.
Floyd murió el pasado 25 de mayo asfixiado a manos de un policía blanco que lo inmovilizó contra el suelo, iba desarmado y le clavó una rodilla en el cuello durante varios minutos, hecho que quedó registrado en un vídeo grabado por un transeúnte.
La brutalidad de la Policía de EE.UU. ha suscitado críticas de diversas organizaciones de derechos civiles. Los críticos dicen que el hecho expone las grietas dentro de un sistema inherentemente racista en Estados Unidos y aseguran que el aumento de la violencia racial en este país norteamericano en los últimos años tiene raíz en las políticas racistas del presidente Donald Trump.
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