• Un incendio provocado durante los recientes disturbios en Teherán, capital, 16 de noviembre de 2019.
Publicada: viernes, 13 de diciembre de 2019 19:00
Actualizada: viernes, 13 de diciembre de 2019 19:36

Los intentos de EE.UU. para derrocar al Sistema iraní a través de sanciones y una “violenta revolución” no darán resultado, según la revista Foreign Policy.

En un artículo publicado el miércoles por la aludida revista se menciona que, a pesar de que la Administración de Donald Trump afirma que los disturbios en Irán son una prueba del éxito de la campaña de “máxima presión” contra la República Islámica, los intentos de Washington no han logrado alcanzar sus objetivos.

“Irán ha respondido a la campaña de máxima presión de la Administración estadounidense con una campaña de máxima presión propia”, apostilla Foreign Policy, recordando la suspensión de Irán de algunos de sus compromisos en el acuerdo nuclear y la creciente influencia del país en la región.

Washington ha buscado sanciones para debilitar la economía de Irán e incitar a la nación a derrocar al Sistema de la República Islámica, aun cuando el Gobierno estadounidense alega que no busca tal cambio, indica el medio.

Pese a las negativas “poco entusiastas” expresadas para un cambio del Sistema iraní, la incitación a las protestas, las expresiones de satisfacción y “el aparente entusiasmo de la Casa Blanca por los disturbios” revelan el objetivo verdadero de Washington.

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Ciertas voces en Washington han pedido el aumento de la presión de EE.UU. al país persa hasta que se derrumbe el Sistema iraní, continúa el artículo, pero este tipo de pedidos junto al apoyo abierto del presidente de EE.UU. y sus altos funcionarios como el secretario de Estado, Mike Pompeo, a los alborotadores violentos durante las recientes protestas, “equivale a una revolución violenta” que el país norteamericano busca aplicar en Irán.

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Contrariamente a lo que piensa Washington, añade, las protestas violentas en Irán nunca lograrán sus objetivos y, en cambio, serán “contraproducentes”, ya que la influencia regional de Irán se ha vuelto más firme ante la creciente presión de Estados Unidos.

 

La revista cita, además, el derribo de un dron espía estadounidense por parte de Irán en junio y la retención de un petrolero británico en julio, como casos que refutan la ilusión de Washington de encolerizar a Irán para someterlo mediante sanciones y presiones.

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Desde que Trump retiró en mayo de 2018 a su país del acuerdo nuclear suscrito en 2015 por Irán y el Grupo 5+1 (integrado entonces por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania), reimpuso sanciones contra el país persa y endureció su retórica antiraní en el marco de una campaña de “máxima presión” para paralizar la economía y obligar también a Irán a renegociar dicho acuerdo, que Teherán considera innegociable.

Sin embargo, tanto las autoridades iraníes como varios informes recalcan que la política estadounidense de “máxima presión” contra Irán ha fracasado estrepitosamente al no alcanzar ninguna de sus metas.

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