Por: Iqbal Jassat *
Como Estados clientes del imperio estadounidense, estos regímenes pueden ostentar una delgada fachada de “independencia”, pero en realidad están lejos de ejercer una verdadera soberanía sin el visto bueno de Washington.
El hecho de que la seguridad de sus tronos dorados esté tercerizada al Pentágono se evidencia en la presencia militar estadounidense en al menos diecinueve bases estratégicas —ocho de ellas consideradas permanentes por diversos analistas regionales— en países como Baréin, Egipto, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Catar, Arabia Saudí, Siria y los Emiratos Árabes Unidos, según datos del Council on Foreign Relations.
Los tentáculos militares de Estados Unidos no se limitan a esta región. También mantiene bases clave en Yibuti y Turquía —aunque bajo otros comandos regionales— que contribuyen significativamente a las operaciones de Washington en Asia Occidental, de acuerdo con el American Security Project.
Esta realidad pone al desnudo el dilema que aqueja a los emiratos del Golfo Pérsico —entidades artificiales esculpidas por el colonialismo—: pese a su poder sin restricciones, sus inmensas riquezas y el prestigio que ostentan en la escena global, permanecen encadenados bajo el yugo de la hegemonía estadounidense.
La extravagancia montada en torno a Trump fue, por tanto, no solo una confirmación pública de la sumisión de sus anfitriones ante el poder de EE.UU., sino una señal estridente de que carecen tanto de voluntad para desafiarlo como del valor para usar sus incontables billones en exigir, de manera inmediata e incondicional, el fin de la satánica devastación de Netanyahu en Gaza.
Frente a esta traición colectiva por parte de déspotas árabes —incluidos Egipto y Jordania—, se alzan como faros de esperanza para Palestina la República Islámica de Irán y Yemen.
Pese a décadas de aislamiento y duras sanciones, Irán se ha negado a ceder ante la presión estadounidense y ha mantenido su firme apoyo a la resistencia palestina, liderada por los movimientos Hamas y Yihad Islámica.
Este pasado viernes, el presidente del Parlamento iraní, Mohamad Baqer Qalibaf, hizo un llamamiento urgente al mundo musulmán para fortalecer la unidad y alzar la voz en defensa del pueblo palestino oprimido.
Durante la oración del viernes en la Mezquita Istiqlal de Yakarta, Indonesia, Qalibaf recordó a los fieles que es tanto un deber como una obligación moral no permitir que la “arrogancia global” siga perpetrando uno de los genocidios más extensos de la historia.
Su mensaje fue contundente, y cabe esperar que haya resonado en los salones del poder de los aliados del Golfo de Trump:
“Hoy, el pueblo de Gaza —niños, mujeres, enfermos— espera que estemos a su lado. Quieren que seamos la voz de los oprimidos y que no los abandonemos en estos días oscuros”.
Hoy en día, señaló, los musulmanes del mundo —y, en general, todos los pueblos amantes de la libertad— se mantienen firmes en el llamado del difunto Imam Jomeini, fundador de la República Islámica, a resistir al “tumor cancerígeno” que representa Israel.
Qalibaf recalcó además que el pueblo iraní ha apoyado de manera constante la causa palestina y que no cesará de hacerlo, sin importar amenazas o presiones.
Mientras tanto, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) en Líbano ha realizado sacrificios monumentales en defensa de Palestina —incluida la pérdida devastadora de su líder venerado, Seyed Hasan Nasralá—, y merece reconocimiento por su firmeza en los principios, pese a semejantes tragedias.
La satisfacción apenas disimulada de muchos déspotas árabes ante los bombardeos indiscriminados sobre Beirut y el sur de Líbano no es un registro de honor, sino una mancha de ignominia.
En cambio, la dignidad mostrada por Ansarolá de Yemen —cuya valentía resalta aún más dada la catastrófica situación humanitaria que atraviesa el país— contrasta radicalmente con la cobardía exhibida durante la fiesta de Trump.
* Iqbal Jassat es miembro ejecutivo de Media Review Network (Red de Revisión de Medios), Johannesburgo, Sudáfrica.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.