Si el Senado estadounidense no consigue la unanimidad sobre la nueva Ley por la Libertad aprobada el pasado 13 de mayo por la Cámara de Representantes tendrá que anular la conocida “Ley Patriota” que permite a los servicios de Inteligencia de EE.UU., en particular la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), vigilar a los ciudadanos con el pretexto de luchar contra el terrorismo.
Mediante la Ley por la Libertad, cualquier recopilación de los datos secretos, entre ellos el espionaje telefónico, debe recibir la luz verde de las compañías de telecomunicaciones a través de una orden judicial.
De acuerdo con las fuentes fidedignas, mientras que los senadores más liberales, tanto demócratas como republicanos, tratan de poner fin a la Ley Patriota (expirará la medianoche de este domingo), varios de los conservadores y parte de los demócratas no escatiman esfuerzo para extenderlo.
“Lo que creo que va a pasar probablemente esta noche es que la ley expirará”, ha pronosticado el exfuncionario del Contraterrorismo de la Casa Blanca Richard Clarke.

Ha añadido que más tarde en la semana, el proyecto Ley por la Libertad, que es esencialmente el mismo que la Ley Patriota, con la excepción de los metadatos telefónicos (identidad de los aparatos comunicantes, hora y duración de la comunicación), pasará y la mayor parte de las autoridades será restaurada.
Clarke ha sostenido que es poco probable que la anulación de la ley ponga en peligro a los estadounidenses. “Probablemente, no es tan grande la cosa como el presidente pone de relieve”, ha aseverado.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, llamó el sábado al Senado a renovar la legislación.
“Este es un asunto de seguridad nacional”, advirtió Obama para luego subrayar: “No debemos renunciar a las herramientas que ayudan a mantenernos seguros. Sería irresponsable. Sería imprudente”.
Según una encuesta realizada el pasado 17 de mayo por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), la mayoría de los estadounidenses está en contra de la “Ley Patriota”.
La Ley Patriota fue aprobada el 26 de octubre de 2001 después de los atentados de 11 de septiembre del mismo año, cuyo objetivo es ampliar la capacidad de las distintas agencias de seguridad estadounidenses contra los delitos de terrorismo.
La NSA utiliza la sección 215 de la Ley Patriota para defender jurídicamente su colección masiva de los datos del teléfono de todos los estadounidenses. Esta información se destapó gracias a las revelaciones de Edward Snowden, un exanalista de dicha agencia, ahora un héroe para los defensores de derechos humanos.

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