• Los restos de aviones militares utilizados en la operación estadounidense contra Irán frustrada por una tormenta de arena en el desierto de Tabas (este del país) en 24 de abril de 1980.
Publicada: domingo, 24 de abril de 2016 14:18
Actualizada: lunes, 25 de abril de 2016 4:37

Un alto comandante iraní ha comentado que el fracaso de EE.UU. en el desierto de Tabas, en el este del país, demostró que nada ni nadie puede resistir ante la voluntad de Dios.

En declaraciones pronunciadas este domingo en una ceremonia para conmemorar ese día en Tabas, el comandante de las Fuerzas de la Resistencia Popular de Irán (Basich), el general de brigada Mohamad Reza Naqdi, ha indicado que hoy se debe conmemorar la manifestación del poderío y la voluntad de Dios todopoderoso.

“El incidente de Tabas demostró que pese a todas las programaciones, dispositivos y facilidades materiales, se realiza la voluntad de Dios, que es defender la verdad”, ha destacado Naqdi.

El incidente de Tabas demostró que pese a todas las programaciones, dispositivos y facilidades materiales, se realiza la voluntad de Dios, que es defender la verdad”, ha destacado el comandante de las Fuerzas de la Resistencia Popular de Irán (Basich), el general de brigada Mohamad Reza Naqdi.

El alto funcionario castrense iraní ha señalado que las “precisas experiencias” de la nación persa a lo largo de la historia contemporánea del país han puesto de relieve que el expediente de ser “optimista ante Estados Unidos” debe ser arrojado para siempre al basurero de la historia.

Al destacar las conspiraciones urdidas por Washington contra Irán, Naqdi ha enfatizado que la lucha de hoy es una lucha económica y el pueblo iraní debe marcar otra derrota a este país norteamericano, al seguir las directrices del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, sobre llevar una economía de resistencia.

El 25 de abril de 1980, Estados Unidos lanzó una operación militar encubierta, conocida como "Garra de águila", con el objetivo de liberar al personal de su embajada en la capital iraní, Teherán.

Un total de 90 efectivos del Ejército norteamericano, en seis aviones C-130 Hercules y ocho helicópteros, estaban encargados de llevar a cabo esta misión que fracasó gracias a una tormenta de arena en Tabas.

Tras producirse una explosión de las aeronaves, en la que murieron ocho soldados, las fuerzas norteamericanas abandonaron los aparatos restantes y huyeron de Irán.

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