Publicada: martes, 14 de octubre de 2025 21:11

La provincia de Fars produce casi la mitad de las rosas damascenas de Irán, con Darab y Meymand a la cabeza en cultivo y exportación.

Por Maryam Qarehgozlou

El agua de rosas, los aceites esenciales y los pétalos secos sustentan a más de 2.500 familias, apoyando tanto las prácticas tradicionales como el procesamiento industrial.

El Festival Anual de la Rosa Damascena celebra el patrimonio local, impulsa el turismo rural y exhibe técnicas de cultivo y destilación que se remontan a siglos atrás.

Cada primavera, cuando el sol calienta las llanuras de Fars, la provincia se transforma en un mar rosado de rosas damascenas, donde las tradiciones centenarias de cultivo y destilación convierten la fragancia en un arte exquisito y en un medio de vida.

Esta provincia del sur de Irán, con 8600 hectáreas de campos de rosas damascenas, de secano y de regadío, representa cerca del 46 por ciento del total nacional destinado al cultivo de esta flor.

Muchos expertos agrícolas consideran que Fars es el principal productor del país de Rosa damascena, gracias a sus condiciones climáticas favorables y a la profunda herencia agrícola de sus comunidades rurales y tribales.

De los 37 condados que conforman la provincia, 18 cultivan rosas damascenas, pero las zonas más amplias y productivas se encuentran en Darab y Meymand.

El condado de Darab, situado a 245 kilómetros de Shiraz, alberga 5.100 hectáreas de jardines de rosas de secano y 500 hectáreas de regadío, lo que lo convierte en una de las mayores llanuras de rosas damascenas de secano del mundo.

Según Habibolá Fathi, jefe de la Oficina de la Yihad Agrícola del condado, Darab ocupa el primer lugar a nivel nacional, tanto en superficie cultivada como en volumen de producción.

La mayoría de los jardines de secano se concentran en Laizengan, Navaigan, Shakrouyeh y Morvarid, donde cada hectárea produce un promedio de 1200 kilogramos de flores en condiciones de secano y 2500 kilogramos bajo riego.

Cada año se cosechan más de 7000 toneladas de pétalos y capullos, de los cuales el 70 por ciento se comercializa como capullos y pétalos secos.

Una vista panorámica de un jardín de rosas en Meymand, provincia de Fars, donde las fragantes flores cubren los campos. (Foto: YJC)

 

Las rosas orgánicas y de alta calidad de la región se exportan no solo a todo Irán, sino también a Europa, los países del Golfo Pérsico y Asia Central.

Darab también alberga cuatro unidades industriales de procesamiento que manejan la mayor parte de las exportaciones, además de numerosas destilerías tradicionales y domésticas.

Más de 2500 familias del condado obtienen su sustento del cultivo y procesamiento de rosas. Otros condados productores incluyen Firuzabad, Eqlid, Neyriz, Bavanat, Estahban, Shiraz y Jorrambid.

Entre ellos, Firuzabad cuenta con los campos de rosas de regadío más extensos de la provincia, con una superficie de 1.960 hectáreas, de las cuales el 82 por ciento se encuentra en Meymand, una localidad situada a 95 kilómetros de Shiraz y a 65 de Firuzabad.

La capital iraní del agua de rosas

Conocida como la capital del agua de rosas en Irán, Meymand alberga más de 110 talleres activos que producen anualmente más de 25 millones de litros de destilados herbales y agua de rosas.

Según Seyed Kazem Musavi, jefe de la Oficina de la Yihad Agrícola de Firuzabad, cada año se exportan más de 300 toneladas de agua de rosas de Meymand al Reino Unido, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Afganistán.

Además del procesamiento y la extracción de aceites esenciales, alrededor del 50 por ciento de las flores restantes se utilizan para alimentar abejas y para la elaboración de mermeladas, productos que también se exportan fuera de la provincia.

Una industria de exportación en crecimiento

A nivel nacional, según Hosein Zeinali, jefe del Proyecto de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura, 31 000 hectáreas de tierras agrícolas iraníes están dedicadas al cultivo de rosas damascenas, con una producción aproximada de 68 000 toneladas de flores al año.

En algunas zonas, el rendimiento supera las seis toneladas por hectárea, lo que posiciona a Irán como líder mundial en la exportación de agua de rosas y capullos de rosa secos.

Dos mujeres recogen rosas en un jardín de Meymand, provincia de Fars, para prepararlas para la destilación. (Foto: YJC)

 

Moytaba Dehqanpur, jefe de la Organización de la Yihad Agrícola de la provincia de Fars, declaró en abril que la extracción de agua de rosas y aceites esenciales se ha convertido en un sector económico de gran importancia.

Cada año se exportan desde las oficinas aduaneras de Fars más de 36 toneladas de agua de rosas, valoradas en 35.000 dólares, con destino a los Países Bajos, Australia, Japón, Canadá y los Emiratos Árabes Unidos.

La cosecha de rosas en Fars comienza a finales de abril y se extiende hasta finales de junio.

La destilación se realiza mediante métodos tanto tradicionales como industriales.

En el método tradicional, cada olla de cobre contiene 50 kilogramos de flores, con los que se producen unos 50 litros de agua de rosas.

En las modernas instalaciones industriales, se procesan de tres a cuatro toneladas de flores al día, y cada alambique puede contener hasta 500 kilogramos de rosas, lo que garantiza eficiencia sin perder fragancia ni calidad.

Festivales de la rosa

Cada primavera, Fars acoge uno de los eventos estacionales más encantadores de Irán: el Festival de la Rosa Damascena.

Coincidiendo con la temporada de cosecha, el festival celebra tanto la importancia cultural como económica del cultivo de rosas.

Las celebraciones más conocidas tienen lugar en Meymand y en los alrededores de Shiraz, atrayendo a visitantes de todo el país y del extranjero.

Un hombre local prepara pétalos de rosa recién recolectados para la destilación. (Foto: YJC)


Durante el festival, los visitantes son recibidos en los jardines de rosas, donde pueden participar en la recolección de flores y presenciar el proceso tradicional de destilación del agua de rosas en calderas de cobre.

Los mercados locales ofrecen agua de rosas fresca, destilados herbales y artesanías, mientras la música tradicional en vivo y las presentaciones culturales enriquecen el ambiente.

El Festival de la Rosa de Fars es mucho más que un evento floral: es un símbolo del profundo vínculo entre el pueblo y su tierra, una celebración de la sabiduría ancestral, del equilibrio ecológico y del orgullo comunitario.

Más allá de su encanto sensorial, el evento desempeña un papel clave en el turismo rural, el crecimiento económico local y la preservación cultural.

A través de la fragancia de sus rosas y el arte de su gente, la provincia de Fars sigue entrelazando tradición, economía y naturaleza, floreciendo como una potencia tanto agrícola como cultural de Irán.