Por primera vez han aparecido en la Península ibérica restos de la elaboración de un colgante ornamental con garras de águila imperial ibérica (Aquila adalberti) de época neandertal, con 39 000 años de antigüedad, en la cueva Foradada de Calafell, ubicada en la ciudad catalana de Tarragona (noreste), según recogieron el viernes los medios locales.
El interés del hallazgo radica en que se trata de la pieza de este tipo más moderna que se ha documentado hasta ahora en el mundo neandertal y la primera localizada en la península ibérica. Esta circunstancia amplía los límites temporales y geográficos que se habían estimado para este tipo de ornamento en esa cultura.
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“Los neandertales usaron garras de águila como elementos simbólicos, probablemente como ornamentos de tipo colgante [...] La selección de garras de esta águila y la repetición del patrón en otros conjuntos neandertales nos hace plantear un uso no funcional de estos elementos”, explica Sinc Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA) y de la Universidad de Barcelona y principal autor del estudio.
Los neandertales usaron garras de águila como elementos simbólicos, probablemente como ornamentos de tipo colgante [...] La selección de garras de esta águila y la repetición del patrón en otros conjuntos neandertales nos hace plantear un uso no funcional de estos elementos”, explica Sinc Antonio Rodríguez-Hidalgo, investigador del Instituto de Evolución Humana en África (IDEA) y de la Universidad de Barcelona y principal autor del estudio.

Las garras de águila son los elementos ornamentales más antiguos que se conocen en Europa, anteriores incluso a las primeras conchas de mar perforadas por los Homo sapiens sapiens en el norte de África.
El hallazgo pertenece a la cultura chatelperroniense, propia de los últimos neandertales que vivieron en Europa, y que coincidió con el momento en que esta especie entró en contacto con los Homo sapiens sapiens, originarios de África y que se expanden desde el Oriente Medio.
La cueva Foradada, cuyos trabajos comenzaron en 1997, alberga el yacimiento de cultura chatelperroniense más meridional de Europa. Su descubrimiento significó un cambio en el mapa del territorio donde se produjo el paso del Paleolítico medio al superior hace 40 000 años, y donde posiblemente tuvo lugar la interacción entre los neandertales y los Homo sapiens sapiens.
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