• Miembros de la Policía de Brasil durante una operación en Rocinha, Río de Janeiro, 26 de marzo de 2018.
Publicada: martes, 27 de marzo de 2018 16:53

La ola de violencia que se registra en Brasil ha dejado tras de sí un total de 14 muertos en dos días. Entre las víctimas se encuentran cinco adolescentes que fueron disparados en el municipio de Maricá, en Río de Janeiro, y nueve personas que perecieron en choques entre narcotraficantes y la policía en Rocinha, sur de Río de Janeiro.

“Las armas usadas en el crimen fueron pistolas calibre 38, todos los tiros fueron dados en la cabeza y las víctimas estaban en la fila. Todas esas características nos llevan a creer que fueron asesinados por milicianos”, ha declarado este martes la jefa del departamento de Homicidios de Niteroi, Bárbara Lomba.

Según la información dada a conocer por la agencia española de noticias EFE, las víctimas, que fueron disparadas por dos hombres pertenecientes a una milicia que iban a bordo de una motocicleta, paseaban por una calle de la ciudad de Río de Janeiro.

Asimismo, el domingo, cinco adolescentes fueron asesinados con disparos en la cabeza en Maricá, mientras que los enfrentamientos desatados en Rocinha se saldaron, el sábado, con la muerte de ochos personas, cinco de las cuales tenían antecedentes penales.

Las armas usadas en el crimen fueron pistolas calibre 38, todos los tiros fueron dados en la cabeza y las víctimas estaban en la fila. Todas esas características nos llevan a creer que fueron asesinados por milicianos”, ha declarado este martes la jefa del departamento de Homicidios de Niteroi, Bárbara Lomba.

 

La última víctima de los tiroteos en Rocinha murió la madrugada del lunes en un choque con agentes del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), que son las fuerzas de élite de la Policía de Río de Janeiro.

De acuerdo con la Policía, con los 14 muertos de los dos últimos días se eleva a 52 el total de víctimas mortales desde que comenzara en septiembre de 2017 una “guerra” entre bandas rivales de narcotraficantes con el objetivo de hacerse con el control de la ciudad de Río de Janeiro.

Las Fuerzas Armadas brasileñas han realizado diversas operaciones en esta región, sin embargo, debido a la falta de un enfrentamiento directo con la criminalidad, estos operativos no han servido hasta ahora para poner fin a la ola de violencia que vive la ciudad desde que organizara los Juegos Olímpicos de 2016.

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