Los siete jueces del TSE juzgan el presunto uso de fondos ilícitos para financiar la campaña electoral de la fórmula que integraron Dilma Rousseff (PT, izquierda) como presidenta y Michel Temer (PMDB, centroderecha) como vicepresidente.
Al abrirse el proceso, el relator del caso, Herman Benjamin, expuso los fundamentos de la denuncia, que incluyen el "uso indebido de medios de comunicación" y la entrega de sumas "millonarias" procedente del megafraude de Petrobras para los partidos de la entonces coalición gobernante.
Los debates del TSE se extenderán por tres días, pero podría alargarse si alguno de los siete magistrados pide "vista" para suspender el debate y revisar el caso.
Si la corte superior decidiera anular la elección, deberá determinar si la pérdida del mandato es inmediata o si el presidente brasileño, Michel Temer, puede permanecer en el cargo hasta agotar todos los recursos legales. Recordar que Temer asumió la presidencia el año pasado, tras la destitución de Rousseff por el Congreso, acusada de manipular las cuentas públicas.
Si Temer cayera, la Constitución dice que el Congreso debe elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta fines de 2018.
Con decenas de legisladores investigados por corrupción, miles de brasileños piden en las calles que el desenlace de esta nueva crisis se resuelva en las urnas.
Además, la Corte Suprema de Justicia ha iniciado una indagación contra Temer por presuntos delitos de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y asociación ilícita, un caso que salió a relucir en las conversaciones que mantuvo con un empresario que las grabó y entregó a las autoridades.
En medio de estas aguas movedizas, Temer trató de mostrar normalidad la víspera del juicio, encabezando actos de gobierno en los que defendió su gestión y sus impopulares reformas promercado para sacar a Brasil de la peor recesión de su historia.
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