• La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante una rueda de prensa televisada en Chile, 26 de febrero de 2016.
Publicada: sábado, 27 de febrero de 2016 0:34

El Gobierno de Brasil asegura que no permitirá que el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff “ponga en peligro” la democracia en este país.

"No aceptamos que se politice un procedimiento de investigación -que debe ser técnico- para convertirlo en un instrumento de lucha política que pone en peligro la democracia brasileña", ha afirmado este viernes el ministro portavoz de la Presidencia brasileña, Edinho Silva, en una conferencia de prensa con periodistas en Rio de Janeiro.

Luego de explicar que el “impeachment” (proceso de destitución del presidente) se puede aplicar solo en caso de delitos, ha afirmado que no existe ninguna denuncia contra Rousseff.

No aceptamos que se politice un procedimiento de investigación -que debe ser técnico- para convertirlo en un instrumento de lucha política que pone en peligro la democracia brasileña", ha afirmado el ministro portavoz de la Presidencia brasileña, Edinho Silva.

A su juicio, la investigación sobre el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras "es la mayor investigación policial de la historia de Brasil" y como "alcanza a dirigentes políticos importantes y todos los partidos, sirve de combustible a la inestabilidad política".

Asimismo, ha asegurado que el Gobierno no interfiere en dichas indagaciones, que a su juicio, resultarán en el reforzamiento de las instituciones y la necesidad de “una reforma política sobre la financiación de las campañas”.

El caso de corrupción de Petrobras ha causado un grave daño a la imagen del Gobierno y de sus aliados.  Tres exdiputados de diferentes partidos del país, el tesorero del gobernante Partido de Trabajadores (PT) y el exdirector de Servicios de la citada petrolera, son algunas personas detenidas por su supuesta participación en la red de corrupción en Petrobras

Rousseff rechaza denuncias de corrupción en su contra

Durante una visita oficial a Chile, Rousseff ha enfatizado que “no existe ninguna duda en su contra relativa a denuncias de corrupción” y ha declarado que tiene la conciencia tranquila puesto que no ha cometido ningún delito.

Respecto a la crisis política que vive su país, la dignataria brasileña ha dicho que la mejor manera para solucionar las discrepancias, es “dialogar”, pues a su criterio, contribuye a “superar las dificultades momentáneas y defender los intereses nacionales del país”.

Rousseff ha arribado este viernes a Chile y se ha reunido con su par chilena, Michelle Bachelet, en el Palacio de la Moneda (sede presidencial chilena) donde ambas han discutido algunos acuerdos financieros y compras gubernamentales.

La presidente de Brasil, Dilma Rousseff (dcha.) da la mano a su par chilena, Michelle Bachelet, durante su visita a Chile, 26 de febrero de 2016.

 

El trámite para abrir un juicio político contra Rousseff quedó paralizado tras la decisión de la Corte Suprema de ordenar a la Cámara Baja que reinicie todo el trámite por "errores de procedimiento" en sus fases iniciales.

Sin embargo, el pasado diciembre, el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, aseveró que el juicio político contra la jefa de Estado se celebrará en 2016.

El jefe de los Diputados, imputado por la Fiscalía de Brasil por casos de corrupción, aceptó dar trámite a una petición de partidos de la oposición para enjuiciar a la presidenta por los "delitos de responsabilidad" que supuestamente cometió al avalar unas maniobras contables con las que el Gobierno maquilló sus malas cuentas fiscales en 2014 y 2015.

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