En esta ocasión intentaron llamar la atención global al lanzar sus reclamos al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, quien viajó a Bangladés y fue testigo de su situación.
El secretario general de la ONU vive de cerca la trágica realidad de los rohingyas. Guterres, que viajó a Bangladés, visitó los campamentos donde se refugian cientos de miles de musulmanes de esta etnia, que han huido de su país, Myanmar, donde son perseguidos.
El barro y las intensas precipitaciones con motivo del monzón no evitaron que cientos de rohingyas salieran al exterior de sus chozas para portar pancartas y lanzar proclamas para pedir el apoyo internacional.
Guterres escuchó los testimonios desgarradores de varios de los rohingyas, conmocionado por la situación que vive esta minoría, criticó la falta de respuesta mundial a la crisis.
Guterres, que fue acompañado en su viaje por el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, también lamentó que la comunidad internacional sólo ha desembolsado un 26 % de los 1000 millones de dólares requeridos para ayudar a esta etnia.
Los campamentos en Bangladés acogen a casi un millón de rohingyas, entre ellos los alrededor de 700 000 que desde el pasado 25 de agosto cruzaron la frontera para escapar de la represión del Ejército birmano. La presión internacional llevó a Birmania y Bangladés a firmar un acuerdo el pasado noviembre para la repatriación de miembros de la minoría. Sin embargo, siete meses después de la firma del acuerdo, el proceso formal de repatriación aún no ha comenzado.
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