La avalancha de refugiados que huyen de la violencia en Myanmar (Birmania) hacia Bangladés, así como el sufrimiento de la minoría musulmana rohingya, no parece tener fin.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) suena la alarma sobre la situación. Advirtió que, sin la ayuda internacional, la situación se convertirá literalmente en un masivo desastre catastrófico.
La FAO precisa que necesita unos 75 millones de dólares solo para la comida de los próximos 6 meses. Además, se requieren vías de acceso, montar campos de desplazados, agua potable y atención medica.
Por la represión ejercida por las fuerzas de seguridad de Myanmar más de mil personas han perdido la vida. Muchos de los musulmanes rohingyas no han tenido otra opción que huir de sus casas para salvarse.
La situación de los rohingyas es tan alarmante que el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) en su última sesión condenó la pesadilla humanitaria que viven esa minoría reprimida de Myanmar y llamó al Gobierno de ese país a atenerse cuanto antes a sus obligaciones frente a esta situación.
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