El Cuartel General de la Policía, en el vecindario de Erebuni, en la capital de Armenia, Ereván, fue tomado el pasado domingo por un grupo extremista armado, que todavía tiene en su poder a cinco rehenes, entre ellos, el general Vardán Eguiazarián, subjefe de la Policía Nacional.
De acuerdo con varios testigos, la tensión reinante por los hechos acontecidos se agudizó después de producirse el arresto de decenas de personas. Los manifestantes a favor de los hombres armados intentaron atravesar los cordones policiales y arrojaron piedras contra las fuerzas del orden, que respondieron lanzando contra los indignados gases lacrimógenos y botes de humo.
A la policía no se le debería aventar una sola piedra. Los policías son nuestros hermanos", dijo Nikol Panishian, miembro de oposición en el parlamento.
Como consecuencia de los enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, al menos 51 personas resultaron heridas, según la agencia de noticias Novosti-Armenia, que cita los datos proporcionados por el Ministerio de Salud del país.
Samvel Hovhannisyan, otro subjefe de la Policía de Ereván, dijo que varios de sus agentes resultaron heridos sin especificar una cifra concreta.
"A la Policía no se le debería aventar una sola piedra. Los policías son nuestros hermanos", dijo Nikol Panishian, miembro de la oposición en el Parlamento armenio que se ha ofrecido para mediar entre los indignados y las autoridades, a fin de que reine la calma.
Se cree que los secuestradores tomaron el Cuartel General de la Policía con el objetivo de exigir la liberación del opositor Jirair Sefilyan, que fue arrestado el pasado 20 de junio por la compra ilegal y posesión de armas.
Además, piden la dimisión el presidente armenio, Serge Sargsián, y la formación de un gobierno de transición.
Las autoridades armenias acusan a Sefilyan y sus seguidores de conspirar para apoderarse de varios edificios e instalaciones gubernamentales.
Actualmente la Policía está negociando con los secuestrados a fin de liberar a los rehenes, y persuadirles de que depongan las armas y se entreguen.
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