En los choques armados “murieron 61 militares y agentes de policía, así como 72 rebeldes”, además “más de 10 militares resultaron heridos”, anunció el portavoz del Ministerio de Defensa miamense, el general Mya Htun Oo, durante una primera conferencia de prensa tras los asaltos.
“La lucha es dura (…) pero no nos retiraremos hasta que logremos la estabilidad” en la zona, alegó el vocero, de la cartera de Defensa, pero no ofreció datos sobre posibles víctimas mortales en la localidad de Laukkai (capital de Kokang), lugar donde se centra la lucha.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes fidedignas, se estima que unos 30 mil cruzaron la frontera con China y otros 10 mil se desplazaron a otros bordes limítrofes.
Por su parte, el Gobierno de Pekín al llamar a las partes a evitar una escalada de violencia, afirmó haber reforzado los controles fronterizos.
Los combates que hacen estragos desde el 9 de febrero en esta región han despertado un conflicto dormido desde seis años.
Los rebeldes étnicamente chinos de Kokang o del Ejército de la Alianza Democrática Nacional de Myanmar (MNDAA, por sus siglas en inglés), tratan de obtener su autonomía regional.
Todo esto se produce mientras que el Gobierno de Myanmar es criticado por la comunidad internacional debido a la violación de los derechos de las minorías étnicas.
fdd/ctl/mrk
