Las medidas del control cambiario comenzaron a aplicarse el lunes en Argentina. Ello, como parte de un intento del Gobierno de Macri para frenar la pérdida de reservas y la aceleración de la devaluación de la moneda nacional. Su entrada en vigor ha levantado críticas, y aunque el gobierno lo defiende, admite que no deberían existir.
El control que regirá hasta fin de año limita a 10 mil dólares mensuales los montos que pueden adquirir los particulares, impide a las empresas atesorar divisas y obliga a los exportadores a liquidar sus divisas en un lapso de entre 5 y 15 días.
Pese a que la medida no contempla límites al acceso a los ahorros en dólares y pesos en las cuentas bancarias, la incertidumbre cundía entre muchos de los ciudadanos. Por lo que en diferentes partes del país la gente hacía fila a las puertas de varios bancos para retirar sus depósitos.
La nueva disposición, que hasta ahora despierta más dudas que certezas sobre su alcance, fue anunciada el domingo en el Boletín Oficial en medio de una crisis cambiaria y económica que se aceleró tras las elecciones primarias.
La victoria del candidato por el Frente de Todos, Alberto Fernández, sobre Macri en esos comicios hizo que el gobierno y la oposición se engancharan en un enfrentamiento verbal sobre quién es el responsable de la situación.
Por ahora no parece que la calma vuelva hasta al menos el 29 de octubre cuando se llevarán a cabo las presidenciales.
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