Las fuentes consultadas, según cita la agencia británica de noticias Reuters, señalaron el viernes que Francia había desplegado un sistema de radares en la costa oriental de Arabia Saudí para suministrar la seguridad del reino ante futuros ataques aéreos.
De igual modo añadieron que el sistema de radar, que forma parte de la misión del Jaguar Task Force, da al Golfo Pérsico. Los funcionarios franceses, no obstante, se negaron a proporcionar mayores detalles.
Al respecto, el presidente francés, Emmanuel Macron, indicó el jueves que los armamentos galos enviados e instalados en la monarquía “contribuyen a suministrar la seguridad del reino”.
El despliegue se produjo meses después de que ataques con aviones no tripulados (drones) del movimiento popular yemení Ansarolá destruyeran el 14 de septiembre, ciertas instalaciones de la compañía petrolera saudí Aramco (este). Arabia Saudí ha recurrido esta vez a Francia para impedir la repetición de semejantes incidentes, conforme con la publicación.
Los hechos mostraron que el gasto multimillonario de Riad para proteger la monarquía basada en petróleo no resultaba fructífero.
Seth Jones, experto en terrorismo del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington (EE.UU.), destacó poco después de ataques contra Aramco “la vulnerabilidad saudí” en su defensa propia.
“Es probablemente imposible defender completamente la infraestructura vital”, indicó Jones, antes de reconocer que los saudíes “están más o menos preparados” para defenderse ante amenazas convencionales como aviones de guerra.
Arabia Saudí, muy pendiente de los extranjeros para suministrar su seguridad nacional, ha sido en reiteradas ocasiones, blanco de ataques de represalia desde Yemen, país vecino, al que sigue atacando desde 2015. Riad usa los dispositivos militares y armas de países como Francia, no solo para protegerse ante los ataques vengativos, sino para matar a los yemeníes, entre ellos mujeres y niños.
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