Un informe publicado el jueves por la agencia estadounidense The Associated Press (AP) señala que los ataques con aviones no tripulados (drones) contra ciertas instalaciones de la compañía petrolera saudí Aramco, en el este del reino, mostraron que el gasto multimillonario de Riad “para proteger la monarquía basada en petróleo” no resultó fructífero.
Los armamentos avanzados estadounidenses, como los Patriot, tampoco llegaron a cumplir con la misión y rellenar “el vacío de seguridad” que sufren los Al Saud, añade.
Como avanza el informe, el reino árabe ha gastado miles de millones de dólares en comprar armamentos extranjeros, la mayoría de EE.UU. Arabia Saudí ocupaba entre 2014 y 2018, el primer lugar entre los países importadores de armas, sin embargo, ninguna de las armas adquiridas pudo cubrir “la debilidad” del país y protegerlo ante los ataques.
De hecho, es casi “imposible” que Arabia Saudí, que ha resultado vulnerable ante ataques “no convencionales”, pueda defender completamente” a sus infraestructuras vitales, de acuerdo con Seth Jones, experto en terrorismo del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington (EE.UU.), según cita la fuente.
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La vulnerabilidad saudí… Es probablemente imposible defender completamente la infraestructura vital”, indicó Seth Jones, experto en terrorismo del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington (EE.UU.) tras recientes ataques con aviones no tripulados (drones) contra ciertas instalaciones de la compañía petrolera saudí Aramco, en el este del reino.
“La vulnerabilidad saudí… Es probablemente imposible defender completamente la infraestructura vital”, indicó Jones, antes de reconocer que los saudíes “están más o menos preparados” para defenderse ante amenazas convencionales como aviones de guerra.
Ante tal coyuntura, la publicación hace notar que los saudíes y los estadounidenses deben encontrar vías para “prevenir la repetición” de los ataques registrados el sábado contra las refinarías de Aramco, “o peor” ataques eventuales contra las instalaciones para las exportaciones en el Golfo Pérsico o los depósitos de agua potable.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, y su secretario de EE.UU., Mike Pompeo, se recuerda en el informe, echan la culpa a Irán, acusando al país persa de estar detrás de los mencionados ataques. El Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), no obstante, ha optado por no sacar conclusiones apresuradas y esperar hasta el fin de la investigación.
La Casa Blanca apunta el dedo acusador hacia Irán, mientras el Ejército y el movimiento popular yemení Ansarolá aseguran haber lanzado los ataques en represalia a la agresión de Arabia Saudí y sus aliados a su país, y Riad admite no saber quién está tras los ataques a Aramco.
Irán, a su vez, refuta las acusaciones de EE.UU. al respecto y las atribuye a la política de “máxima mentira” que se ejerce en su contra.
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