En un artículo difundido el domingo, la revista estadounidense Foreign Policy indica que las políticas destructivas de Muhamad Bin Salman Al Saud han hecho que hasta los mismos aliados musulmanes de Arabia Saudí se alejen del reino árabe y boicoteen los rituales de Hach de este año en curso.
La creciente cifra de civiles muertos por los bombardeos saudíes en Yemen, la horrible masacre de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Turquía y el enfoque agresivo de Riad hacia Irán han suscitado preocupaciones en toda la región de Oriente Medio, explica el informe.
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El pasado abril, prosigue, Sadiq al-Qariani, un gran muftí de Libia, instó a los musulmanes a abstenerse de viajar más de una vez a Arabia Saudí para participar en el Hach —una de las cinco obligaciones fundamentales del Islam— pues, denunció, Riad utiliza los ingresos de esos rituales para cometer delitos contra los musulmanes.
Jamal Khashoggi, prominente columnista del diario The Washington Post crítico con los Al Saud, fue asesinado de manera brutal el 2 de octubre de 2018 tras entrar en el consulado saudí en Estambul (Turquía) para recoger unos documentos que debían permitirle casarse con su prometida turca.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció el pasado 19 de junio que hay pruebas suficientes para investigar la responsabilidad de las autoridades saudíes, incluido Bin Salman, en el asesinato de Khashoggi.
El príncipe de la corona de Arabia Saudí es también responsable de la brutal campaña que lanzó Riad en marzo de 2015 contra Yemen. Pese a un aluvión de rechazos y condenas internacionales por los ataques contra civiles en el país más pobre del mundo árabe, Bin Salman ha amenazado con atacar abiertamente a mujeres y niños yemeníes.
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