• El príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salman, durante un mitin en Riad, la capital de Arabia Saudí.
Publicada: jueves, 26 de abril de 2018 14:15

El régimen de Arabia Saudí ha ejecutado a 48 personas en lo que va de año en curso, es decir, en menos de cuatro meses, ha informado la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), argumentado que la mayoría de los ejecutados no perpetró crímenes violentos.

“Ya es suficientemente malo que Arabia Saudí ejecute a tanta gente, pero es que muchos no han cometido crímenes violentos”, denunció el miércoles Sarah Leah Whitson, directora de asuntos de Medio Oriente de HRW.

El informe de HRW también indica que casi 600 sentenciados a muerte han fallecido en las cárceles saudíes desde principios de 2014, para después agregar que la mitad de estos ejecutados, fueron condenados por delitos vinculados con el tráfico de drogas.

El organismo, no obstante, resalta que ha documentado en “numerosos casos” de estas ejecuciones que los tribunales saudíes han sentenciado a los acusados a muerte tras “juicios injustos”.

Ya es suficientemente malo que Arabia Saudí ejecute a tanta gente, pero es que muchos no han cometido crímenes violentos”, denunció el miércoles Sarah Leah Whitson, directora de asuntos de Medio Oriente de Human Rights Watch (HRW).

 

Asimismo, ha explicado que tiene varias pruebas sobre irregularidades en el proceso del sistema de justicia criminal del país árabe, que hacen difícil que un acusado reciba un juicio justo, incluso en los casos de pena capital.

La asociación contra la pena de muerte Reprieve, con sede en el Reino Unido, informó en marzo que la masiva tasa de ejecuciones en Arabia Saudí se ha duplicado desde que el príncipe saudí Mohamad bin Salman fue nombrado príncipe heredero en 2017. El grupo señaló que 133 ejecuciones tuvieron lugar en los ocho meses transcurridos desde su nombramiento, en junio de 2017, en comparación con las 67 de los ochos meses anteriores.

El régimen saudí asimismo mantiene un negro historial en la ejecución de sus disidentes (entre los que se destaca el prominente clérigo chií sheij Nimr Baqer al-Nimr) y el uso de la tortura, razón por la que es ampliamente condenado y criticado por grupos pro derechos humanos internacionales.

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