Los militares saudíes atacaron el jueves por la noche con varias armas el norte de la ciudad chií de Al-Awamiya, en la Provincia Oriental. Durante estas incursiones, los vehículos blindados saudíes emprendieron una ofensiva contra la localidad de Al-Yamima.
Por otro lado, las fuerzas saudíes atacaron la localidad histórica de Al-Mosara y destruyeron los monumentos históricos de más de 400 años de antigüedad, ha indicado este viernes la cadena iraní Al-Alam además de sostener que a causa de la agresión saudí unos 20.000 habitantes de esta región han sido desplazados, y los militares del reino árabe han entrado en las casas y mezquitas como los ocupadores.
Las fuerzas del Gobierno entraron en los centros religiosos insultando a la población chií y escribieron lemas extremistas sobre los muros de la ciudad. Tales actos demuestran que los alegatos del reino árabe sobre los planes para reconstruir esa región antigua son falsos.
Los barrios saudíes en cuestión, además de estar sometidos a un plan de modernización impulsado por empresas de desarrollo privadas saudíes, están bajo el fuego de las fuerzas de seguridad del régimen desde mayo.
De hecho, se trata de una medida de represalia del régimen de Al Saud contra la población chií por sus protestas, iniciadas en 2011 en demanda de reformas políticas, libertad de expresión, la liberación de los presos políticos y el fin de las discriminaciones sectarias.
En este contexto, el jueves finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rompió el silencio e instó a Riad a respetar los derechos humanos.
Hablando en una conferencia de prensa en Nueva York (EE.UU.), el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo que el organismo internacional no es capaz de verificar independientemente los informes sobre Al-Awamiya, pero que todas las acciones de Riad deben estar en línea con sus compromisos con los DDHH.
La ONU quiere que Arabia Saudí tenga en cuenta las reglas internacionales antes de tomar cualquier medida, añadió Dujarric.
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