En una entrevista telefónica al canal de televisión News18, el vicepresidente afgano Amrulá Saleh, quien se proclamó presidente interino de Afganistán tras la huida del mandatario Ashraf Qani, ha enumerado este miércoles varias razones para la caída de su país en manos de los talibanes y culpado a EE.UU. y el Occidente de esta situación.
Como una razón, se ha referido a las negociaciones de EE.UU. con el grupo armado de Talibán en Doha, la capital de Catar, aseverando que tales conversaciones “legitimaron a los talibanes” que no cumplieron con sus compromisos.
A raíz de estas conversaciones, Saleh ha manifestado que EE.UU. empezó a chantajear al gobierno de Qani y presionarle para interactuar con este grupo armado.
“En los últimos dos años, la república [afgana] se vio sometida a una enorme presión por parte de nuestros aliados estadounidenses; nos chantajearon y dijeron que o libera a los prisioneros (de Talibán) o le cortaremos la ayuda y disminuiremos nuestra asistencia militar. Les preguntamos: ¿están seguros ustedes de que esa gente no pase a la ofensiva? Ellos dieron una respuesta negativa, pero los talibanes empezaron a atacar. De ahí que no fue la liberación de los presos, sino la puesta a disposición de Talibán de un grupo de elementos radicalizados al extremo”, denunció.
Además, reconoció que en el Gobierno afgano hubo personas que no estaban al tanto de la situación, que creían que todo iba como debía ser.
“La conclusión es que la [Organización del Tratado del Atlántico Norte] OTAN se ha ido, el ejército estadounidense se ha ido, pero el pueblo afgano ha quedado, no se podía evacuar. El aeropuerto de Kabul es solo la cima del iceberg. El país se ha sumido en una tragedia, los grupos terroristas se apoderaron de Afganistán”, resumió Saleh.
Los talibanes y Washington firmaron un acuerdo el 29 de febrero de 2020 en Doha, según el cual EE.UU. debería retirar sus tropas de Afganistán.
Con el inicio de la fase final de la salida de las tropas de EE.UU. de Afganistán después de 20 años de una campaña con la misión de erradicar a los talibanes, el grupo armado más fuerte que nunca se hizo con el control de casi todo el país asiático hasta el punto que el 15 de agosto ascendió al poder en Kabul (la capital afgana), tras la huida del ahora expresidente Qani.
Ante tal panorama, el Gobierno estadounidense, presidido por Joe Biden, es objeto de duras críticas de la comunidad internacional por su irresponsabilidad ante Afganistán, que invadió en 2001 bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo, deponer a los talibanes, así como entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas.
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