Kandahar, la segunda ciudad más grande de Afganistán, cae en manos del grupo Talibán. La estratégica ciudad, ubicada en el sur del país, había sido sitiada por los talibanes durante semanas.
Muchos observadores consideran su caída como el comienzo del fin del gobierno del país, respaldado por Estados Unidos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte de una catástrofe humanitaria ante el recrudecimiento de los combates. La ONU alerta que Afganistán está fuera de control y pide al grupo talibán a detener de inmediato la ofensiva y a negociar una salida política.
Ante la inminente toma de Kabul por el grupo Talibán, el pentágono anunció que unos 3 mil soldados llegarán a la capital afgana hasta el domingo, solo para evacuar a sus ciudadanos.
Hace un par de días, el presidente estadounidense, Joe Biden dijo que los afganos deben luchar ellos mismos por su nación. Así, parece que el único logro de 20 años de invasión occidental de Afganistán ha sido más violencia.
Una invasión con el objetivo de combatir al grupo talibán, que ahora parece tener más fuerza. Una guerra que a EE.UU. le costó miles de millones de dólares, casi 2 mil 500 soldados muertos y más de 20 mil 700 heridos.
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