En un informe difundido este domingo, la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés) ha revelado que 3804 civiles murieron y 7189 resultaron heridos en 2018, frente a los 3438 civiles muertos y 7015 heridos de 2017.
Conforme al reporte, las principales causas del aumento de las víctimas civiles se debieron a “un repunte” de los ataques suicidas perpetrados por el grupo armado Talibán y la banda terrorista EIIL (Daesh, en árabe), así como al aumento de los bombardeos de EE.UU. en el país asiático.
La UNAMA atribuyó el 63 % de las 10 993 víctimas civiles (entre muertos y heridos) a los insurgentes: el 37 % a los talibanes, el 20 % a extremistas de Daesh y el restante 6 % a acciones de grupos antigubernamentales sin identificar.
Por otro lado, la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) culpó a EE.UU. y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) del 24 % de las víctimas civiles en Afganistán.
“El nivel de daño y sufrimiento causado a los civiles en Afganistán resulta muy preocupante y completamente inaceptable”, advirtió el jefe de la UNAMA, Tadamichi Yamamoto.
El nivel de daño y sufrimiento causado a los civiles en Afganistán resulta muy preocupante y completamente inaceptable”, advierte el jefe de la UNAMA, Tadamichi Yamamoto.
La UNAMA alertó, además, del incremento en 2018 del número de niños fallecidos, 927, la cifra más alta en la última década debido, sobre todo, a las muertes en bombardeos aéreos —que se duplicaron durante el año pasado— y en ataques suicidas.
Ante esta situación, Yamamoto urgió a todas las partes en conflicto a hacer más para prevenir las muertes de civiles en una guerra que ha causado en la última década la muerte de 32 000 civiles y ha dejado 60 000 heridos.
“Es hora de poner fin a esta miseria y tragedia humana. ¿La mejor manera? Parando la lucha. Ese es el motivo por el que es tanto más necesario ahora usar todos nuestros esfuerzos para traer la paz. Urjo a todas las partes que aprovechen cualquier oportunidad para alcanzarla”, insistió.
La intervención militar de 2001 de la OTAN, encabezada por EE.UU., tenía supuestamente como objetivo derrocar al grupo Talibán, “luchar” contra los terroristas e intensificar la lucha antidroga, pero no ha hecho sino agravar la situación de Afganistán, donde EIIL se está organizando y los talibanes están resurgiendo.
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