El asesinato de Al-Khiwani es resultado de conspiraciones extranjeras para desestabilizar Yemen.
Un gran número de yemeníes salió el miércoles a las calles de la capitalina ciudad de Saná para mostrar su indignación y condenar el asesinato de Al-Khiwani.
La mañana de ayer miércoles, dos sujetos desconocidos a bordo de una motocicleta abrieron fuego contra Al-Khiwani, en las cercanías de su residencia en el centro de la capital yemení, y causaron su muerte.
De acuerdo con los manifestantes, el asesinato de ese alto miembro de Ansarolá, agrupación que lidera los movimientos populares y lucha contra grupos armados vinculados a Al-Qaeda, es resultado de conspiraciones extranjeras para desestabilizar Yemen.
En tanto y por medio de un comunicado, Ansarolá condenó energéticamente el asesinato de Al-Khiwani y denunció los complots enemigos para acabar con los que se oponen a intervenciones foráneas.
En un acto similar, la Congregación Yemení por la Reforma (Al-Islah) condenó este acto terrorista y lo consideró una iniciativa para dañar la paz y los diálogos nacionales en el país árabe.
Cabe agregar que la reciente marcha de los yemeníes coincidió con el aniversario del Viernes de la Dignidad, 18 de marzo de 2011, cuando francotiradores partidarios del expresidente Ali Abdolá Saleh dispararon indiscriminadamente contra los manifestantes que pedían la renuncia del mandatario y mataron a 50 personas.
En la manifestacioón, los participantes portaban imágenes de las víctimas del llamado Viernes de la Dignidad.

La situación política en Yemen se agravó el día 22 de enero tras la dimisión del presidente y primer ministro, Abdu Rabu Mansur Hadi y Jaled Bahah, respectivamente, y la posterior huida del mandatario de Saná a la ciudad sureña de Adén.
Hadi, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y algunos países árabes, tras retirar su renuncia e insistir en su polémica decisión, apoyada por países árabes del Golfo Pérsico, de dividir el país en un Estado federal conformado por seis regiones, busca declarar Adén como la nueva capital del país.
Por otra parte, el movimiento popular yemení Ansarolá que controla Saná (capital) considera “ilegítimo” y “prófugo de la justicia” al dimitido mandatario y ha rechazado sus actividades desintegradoras en Adén.
Después del fracaso de los intentos para obstaculizar las medidas de Ansarolá destinadas a llenar el vacío de poder en Yemen, Washington y los Estados árabes traman desde Adén conspiraciones contra este movimiento, que goza del respaldo de la mayoría de los ciudadanos.
Varios medios árabes, como la página Web emiratí Hournews, han revelado que el régimen de Al Saud ha suministrado armas sofisticadas a los grupos opositores de Ansarolá en la provincia de Marib, a 173 km al este de Saná.
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