El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, denunció el viernes, mediante un comunicado, que París había llamado a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia, por orden expresa del presidente galo, Emmanuel Macron.
“Esta decisión excepcional se justifica por la excepcional gravedad de los anuncios hechos” el miércoles, apostilla la nota, en alusión a la formación de una alianza trilateral de seguridad en el Indo-Pacífico contra China, que lleva el nombre de Aukus, entre EE.UU., el del Reino Unido y Australia.
El acuerdo, entre otros aspectos, autoriza a Canberra a adquirir submarinos de propulsión nuclear, fabricados en Estados Unidos. Es más, el premier australiano declaró, tras el pacto, la anulación del acuerdo por valor de más de 50 000 millones de euros que tenía con Francia para la fabricación de submarinos convencionales.
“El abandono del proyecto (...) y el anuncio de una nueva asociación con Estados Unidos para lanzar estudios sobre una posible cooperación futura en fuerzas de propulsión subnuclear constituyen un comportamiento inaceptable entre aliados, Fuerzas Armadas y socios”, hizo hincapié el jefe de la Diplomacia de Francia.
Asimismo, alertó que las consecuencias de estas decisiones afectarán a las alianzas que tienen París y Canberra, a sus asociaciones, así como la importancia del Indo-Pacífico para Europa.
En este sentido, Le Drian tachó el jueves de “un puñal por la espalda” el pacto entre estos tres países, denunciando cómo la relación entre Francia y Australia fue traicionada. Además, aseguró que París luchará contra la medida.
A su vez, la canciller australiana, Marise Payne, recalcó el mismo viernes que "continuaremos trabajando de manera constructiva y cercana con nuestros colegas franceses".
No obstante, Francia no es el único país que criticó tal acuerdo. En esta línea, el portavoz de la embajada de China en Washington D.C. (capital estadounidense), Liu Pengyu, aseveró que los países no deberían construir bloques de exclusión que busquen o dañen los intereses de terceros. A su juicio, tales Estados “deberían deshacerse de su mentalidad de guerra fría y sus prejuicios ideológicos”.
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