Bashar al-Asad ve con optimismo los diálogos de paz en Astaná, capital de Kazajistán, previstos para el 23 de enero. Espera que el encuentro contribuya a alcanzar acuerdos de reconciliación.
El presidente sirio también se mostró optimista acerca de que las conversaciones de paz sean una plataforma para discutir ampliamente con los grupos armados. Pero, hasta que llegue la paz, todavía hay combates entre el Ejército sirio y los grupos armados.
Las fuerzas sirias se han enfrentado con los combatientes del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en las afueras de la ciudad central de Palmira, en poder de los terroristas.
En Wadi Barada, una localidad cerca de Damasco, capital siria, también se registraron choques entre los militares sirios y los grupos armados. Un manantial que abastece de agua a la capital ha sido dañado por los combates. Esto ha preocupado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La ONU espera que la reunión de Astaná, impulsadas por Rusia, Irán y Turquía, sea el inicio de la reanudación de conversaciones directas entre las partes sirias, y un paso hacia la resolución del conflicto.
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