“No es un tema sensacional”, ha dicho este jueves Vitali Churkin, al preguntarle los reporteros por la naturaleza del ensayo del misil balístico de largo alcance por parte de Teherán.
Churkin ha añadido que quienes acusan a Teherán de violar las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) deben tener mucho cuidado con estos temas.
A su juicio, tales acusadores tienen que analizar, en primer lugar, los detalles técnicos y luego, tener en cuenta las circunstancias políticas con profesionalidad.
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania pidieron el miércoles al comité de sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) que investigue la prueba del misil iraní, tratándola como una violación seria de la resolución 1929, que prohíbe a Irán lanzar misiles capaces de transportar ojivas nucleares.
Anteriormente, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Samantha Power, informó de que presionará al Consejo de Seguridad del ente internacional para que reaccione al ensayo.
En reacción, el vicecanciller iraní para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Seyed Abás Araqchi, dejó en claro el pasado sábado que los ensayos de misiles no violan el acuerdo nuclear.
La resolución sigue siendo válida hasta que Teherán y el G5+1 completen la aplicación del JCPOA (siglas en inglés del Plan Integral de Acción Conjunta). La prueba del misil no contraviene el acuerdo, han declarado los responsables estadounidenses de dicha aplicación, según informa la agencia británica de noticias Reuters.
Por su parte, el embajador chino ante las Naciones Unidas, Liu Jieyi, también se ha opuesto a las afirmaciones de estos países sobre la naturaleza de misil Emad.

Las autoridades iraníes aseguran que Teherán no está dispuesta a poner fin a su capacidad militar por amenazas, y han calificado las protestas por el misil Emad de “propagandísticas”.
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