El embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov, repulsó el jueves la decisión de Estados Unidos de suministrar vehículos blindados Bradley a Ucrania y avisó que el envío de armas al país eslavo únicamente “instiga a los radicales ucranianos a proseguir con sus terribles actos” y aumenta su sensación de impunidad.
El jueves, el presidente estadounidense, Joe Biden, y el canciller alemán, Olaf Scholz, acordaron enviar vehículos blindados de combate a Ucrania, mientras que, desde Berlín, se anunció también la entrega de un sistema de defensa aérea Patriot.
Antónov continuó que la decisión de EE.UU. y Alemania de enviar tanques de combate a Ucrania indica que la Casa Blanca “ni siquiera ha intentado” escuchar las advertencias rusas de que el flujo de armas occidentales a Kiev tendrá “consecuencias peligrosas”.
La asistencia militar occidental a Ucrania, agregó, revela que en 2014 EE.UU. “desencadenó una auténtica guerra proxy contra Rusia”, apoyando a “criminales nazis en Kiev”. Asimismo, tacho de “absurda” cualquier alegación de Occidente de que las armas enviadas a Ucrania tienen un carácter defensivo.
Citó las recientes declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel y del expresidente francés François Hollande acerca de que los Acuerdos de Minsk de 2015 eran necesarios para dar tiempo a Kiev para que reforzara su Ejército. Agregó que estas afirmaciones indican que Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, “comenzó a debilitar a Rusia mucho antes del 24 de febrero de 2022 [fecha de inicio del operativo militar ruso en Ucrania]”.
Antónov insistió en que la opinión pública internacional tiene que saber quién prolonga el conflicto, dado que “todas las acciones” de la Casa Blanca muestran que a Washington no le gusta resolver la crisis por la vía política. Esto muestra, además, que el país norteamericano tiene la intención de luchar contra Rusia “hasta el último ucraniano”, concluyó.
Moscú asevera que Occidente está poniendo en riesgo su propia seguridad al entregar ingentes suministros de armas a Ucrania, y advierte de que de esta forma los países occidentales están “echando leña al fuego” del conflicto, lo que “tendrá repercusiones trágicas”.
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