“Sí, por supuesto”, ha contestado este martes el viceministro de Exteriores de Rusia, Mijaíl Bogdanov, al ser preguntado por los reporteros acerca de si el Kremlin reconoce y mantiene contactos con las nuevas autoridades sudanesas, según ha informado la agencia rusa Sputnik.
Anteriormente, el jefe de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara Baja rusa, Leonid Slutski, también había indicado que Moscú continuaría cooperando con Sudán, sin importar qué partido asuma el control en el país africano.
“Quien tome el poder en Sudán, indudablemente buscará cooperar con Rusia. Confío en que mantendremos las relaciones con este país de la manera más activa”, indicó el legislador ruso antes del golpe militar en Sudán.
La junta militar de Sudán se estableció el pasado jueves después de que el Ejército del país derrocara a Al-Bashir, que había permanecido tres décadas en el poder. El ministro sudanés de Defensa, Awad Muhamad Ahmad Ibn Auf, fue investido presidente del consejo, pero al día siguiente dimitió y fue remplazado por Abdel Fatah al-Burhan, antiguo inspector general de las Fuerzas Armadas.
Sí, por supuesto”, ha contestado el viceministro de Exteriores de Rusia, Mijaíl Bogdanov, al ser preguntado por los reporteros acerca de si el Kremlin reconoce y mantiene contactos con las nuevas autoridades sudanesas.
Tras el golpe militar contra Al-Bashir, las Fuerzas de Apoyo Rápido sudanesas emitieron un comunicado en el que prometieron crear un consejo de transición, comprendido no solo por miembros del Ejército, sino también por funcionarios civiles.
A pesar de estos cambios en el poder, las protestas no han cesado en el país árabe, ya que los manifestantes demandan un verdadero cambio político en el gobierno sin intervención de los países extranjeros.
El golpe de Estado y la derrota de Al-Bashir se produjeron tras la presión en las calles de mano de las protestas que comenzaron hace cuatro meses y que en los últimos días llevaron a los militares a ponerse del lado de los manifestantes.
El país africano ha estado viviendo una situación ambigua, producto de la interferencia extranjera ejercida desde Estados Unidos, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
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