El proyecto de ley sobre reunificación familiar de refugiados, que se debatió en el Parlamento alemán a finales de esta semana, se pondría en marcha a partir de agosto, pero se limitaría a 1000 la entrada de refugiados al mes. La Izquierda y los Verdes del país hablan de un plan inhumano y cruel.
Si al final se da luz verde al proyecto, muchos familiares enfermos o no tendrán que esperar años para reunirse con sus familias. Se acusa al Gobierno de saltarse un derecho fundamental.
Pero para la mayor fuerza de la oposición del país, la ultraderecha, se trata de una medida demasiado laxa y apuesta por un cierre de puertas total.
A pesar de que se ha avanzado mucho en esta materia, parece que a Alemania le cuesta diferenciar entre asilo político e inmigración por razones de trabajo; una asignatura pendiente a nivel europeo.
Montse Mondelo, Berlín.
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