Es el deporte más popular del mundo. No hay evento que pueda competir contra el fútbol, a la hora de acumular público y audiencia. Aunque solo hace falta una pelota para jugarlo, la construcción política que se apoya en la pasión de quienes lo practican o siguen a un equipo, ha convertido a sus administradores, en apropiadores de lo ajeno. El caso argentino es emblemático.
Las denuncias de corrupción y posterior renuncia de Blatter de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), han convulsionado al mundo político y deportivo a nivel internacional, aunque estos hechos no sorprendieron a algunos analistas deportivos, que desde hace algún tiempo, habían denunciado la realidad, hacia el interior de la FIFA.
Todo esto, ocurrió en la misma semana en que las autoridades de la FIFA, analizaban expulsar al régimen de Israel de la organización, luego de constantes agresiones al seleccionado palestino de fútbol en el aeropuerto israelí y que soldados sionistas irrumpieran, en la sede del fútbol palestino en Al-Quds (Jerusalén). Dato a tener en cuenta, cuando las investigaciones de corrupción, llegaron desde los Estados Unidos.
Sebastián Salgado, Buenos Aires.
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