El aire es limpio y fresco, lo que ha convertido a la ciudad en un destino perfecto para visitantes de otras provincias.
Recorriendo Teherán de norte a sur se puede encontrar en cada rincón las huellas de la gloria del pueblo iraní.
Mientras estos días la lluvia primaveral ha refrescado todo Irán, el aire puro y las calles sin tráfico de Teherán animan a algunos capitalinos y visitantes a hacer recorridos de un día para conocer las diversas atracciones turísticas de la capital.
Con la llegada de la ancestral festividad persa, el Noruz, muchos ciudadanos planifican reencuentros con sus raíces y el legado de sus antepasados; por estos días, los museos están más concurridos que en otras épocas del año.
La mansión-jardín Negarestan, construida en 1807. Es uno de los lugares de mayor afluencia durante el Noruz. Alberga un conjunto de obras de diversos artistas. La más recién colocada aquí es el gran cuadro conocido como “Fila de saludación”, del rey de Qajar Fathali Shah. Este se creó hace casi 200 años. Anteriormente se encontraba en la ciudad de Qom, no obstante, se trasladó a Teherán para su restauración.
En Teherán hay 50 museos que albergan una pequeña parte de la historia y la milenaria civilización persas.
A veces, los viajes son cortos pero inolvidables. Cada hora se convierte en un recuerdo, que permanecerá por siempre. En viajes cortos o largos, se pueden vivir experiencias inapreciables, aprendiendo lecciones que seguramente no están en los libros.
Samaneh Kachui, Teherán.
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