La capital también fue destino de muchos viajeros. Llega la primavera y con ella las ganas de salir, de disfrutar del buen tiempo y de las posibilidades que ofrece esta época del año.
Recorriendo Teherán de norte a sur, se puede encontrar en cada rincón las huellas de la ancestral festividad persa, el Noruz, con más de 3000 años de antigüedad. Es el momento en que muchos ciudadanos aprovechan el aire puro y las calles sin tráfico de la ciudad para conocer las diversas atracciones turísticas de la capital.
Con la llegada de la antigua fiesta persa, muchos planean conocer a sus antepasados y sus legados; estos días los museos son más concurridos que en otras épocas. El palacio de Golestán es el sitio más histórico, ubicado en el casco antiguo de Teherán.
El Palacio de Golestán está compuesto por 17 palacios, museos y salas; en 2013 fue reconocida por la Unesco como patrimonio de la Humanidad. Esperar durante horas, incluso en los días lluviosos en estas largas filas muestra el interés en las obras históricas y museos.
Continuando la excursión en la capital, no hay que perder el complejo cultural-histórico de Saadabad en el norte de la ciudad.
Diversos stands con artesanías y suvenires de las provincias, así como bailes y canciones folclóricas de diversas etnias iraníes han creado un ambiente alegre para los visitantes del museo.
En Irán existen 660 museos de los que 50 se encuentran en Teherán, los cuales albergan una pequeña parte de la historia y la milenaria civilización persa dejando sus huellas en la memoria de sus visitantes.
Samaneh Kachui, Teherán.
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