Estos hombres y mujeres recuerdan, homenajean y celebran la sublevación de los gitanos encerrados en el campo de exterminio de Auswitch-Birkenau en mayo de 1944. Estos gitanos franceses quieren también recordar el papel criminal que jugó Francia desde 1941 con la detención e internamiento en campos de más de 3500 gitanos.
Ser gitano en Francia es sinónimo de discriminación, estigmatización y persecución. La comunidad gitana, sea de dónde sea: búlgara, rumana, española, francesa o del Cáucaso, sigue siendo oprimida, su cultura acallada y sus condiciones de vida son sinónimo de miseria.
Hoy las asociaciones luchan para alcanzar el pleno reconocimiento como ciudadanos franceses y europeos, denuncian los ataques de una clase política gala que no duda en hacer de ellos los chivos expiatorios de todos los males de un país que vive una profunda crisis.
Los primeros rastros escritos de la presencia de comunidades gitanas en Francia remontan a 1427 y a pesar de llevar más de 6 siglos en este país una parte de la sociedad los sigue rechazando. El camino por la igualdad aún es muy largo.
Juan José Dorado, París.
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