• Testigos de crueldad policial se convierten en acusados en Egipto
Publicada: sábado, 4 de abril de 2015 19:56
Actualizada: sábado, 4 de abril de 2015 20:29

En Egipto, organizaciones de derechos humanos y personalidades de distintos ámbitos han lanzado una campaña en las redes sociales bajo el título de "No juzguéis a la esperanza". La iniciativa nace para denunciar el caso de varios activistas que acudieron a la Fiscalía a declarar en calidad de testigos y terminaron como acusados.

El pasado 24 de enero, militantes del Partido Alianza Popular Socialista (PAPS) organizaron una concentración en el centro de El Cairo (capital) para recordar a los fallecidos en la revolución de 2011. La marcha se dirigía pacíficamente hacia la Plaza Tahrir, cuando la Policía irrumpió violentamente.

Un perdigón lanzado a corta distancia por uno de los agentes acabó con la vida de la joven Shaimaa al-Sabbagh, según varios testigos. Entre ellos se encuentra la abogada Azza Soliman, quien acudió a la Fiscalía a ofrecer su testimonio y acabó detenida.

Los familiares de la letrada no comprenden por qué el fiscal la imputó por violar la ley de protestas si ni siquiera estaba participando en la marcha. Su caso ha adquirido notoriedad en las redes sociales donde la campaña "No juzguéis a la esperanza" denuncia también el encierro de otros 16 activistas que fueron procesados tras declarar contra miembros de la Policía.

Activistas como Mohamad Zara han rubricado un documento como parte de la campaña de apoyo a los procesados. Los firmantes denuncian el estado de la justicia en Egipto, donde reina la impunidad para unos mientras que a otros se les aplica el castigo más brutal.

El juicio contra la abogada Azza Soliman y otros 16 activistas ha sido aplazado este sábado hasta el próximo 9 de mayo.

Los implicados en la campaña "No juzguéis a la esperanza" alertan de que la ausencia de justicia en Egipto conducirá al fortalecimiento de posturas extremistas. Si los ciudadanos se sienten desamparados por el sistema, argumentan, terminarán rebelándose contra él.

Rocío López, El Cairo.

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