• Un incendio en un olivar provocado por colonos israelíes en la aldea de Salem, al este de Nablus en la Cisjordania ocupada, 25 de mayo de 2025. (Foto: AFP)
Publicada: viernes, 31 de octubre de 2025 23:39

La destrucción de olivos en Cisjordania y Gaza es un ataque israelí directo a la identidad, la economía y la resistencia del pueblo palestino.

La temporada de cosecha de aceitunas ha comenzado en la Cisjordania ocupada, marcada por una nueva ola de violencia de colonos israelíes contra los agricultores palestinos y sus tierras. Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, solo en la primera mitad de 2025, se han registrado 757 agresiones de colonos que causaron heridos y daños materiales, mientras las críticas internacionales se multiplican ante la impunidad de los responsables.

El cultivo del olivo, símbolo de la identidad palestina y principal sustento agrícola del país, representa casi la mitad de la tierra cultivable en los territorios ocupados y aporta unos 200 millones de dólares anuales a la economía. Más de 100 000 familias dependen de esta actividad, que además tiene un profundo valor espiritual: “No es solo un árbol, es el legado de nuestros antepasados”, declaró el agricultor Mohamed Abu al-Rabb desde Yenín.

Sin embargo, las agresiones se han intensificado en los últimos años. Existen unos 700 000 colonos israelíes en 150 asentamientos y 200 puestos avanzados ilegales bajo el derecho internacional. Los ataques incluyen incendios de cultivos, robo de aceitunas y violencia física, muchas veces con la colaboración o la pasividad del ejército israelí, según la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU (OCHA).

En agosto de 2025, las fuerzas israelíes arrasaron 10 000 olivos durante un asedio de tres días en la aldea de Al Mughayyir, algunos de ellos con más de un siglo de antigüedad. El general Avi Bluth justificó la medida como un “castigo disuasorio” contra quienes se opongan a los colonos. La represión y las restricciones de movimiento han impedido que hasta el 20 % de la cosecha sea recolectada, causando pérdidas de unos 10 millones de dólares.

 

Mientras tanto, en Gaza, donde la ofensiva israelí ha devastado casi toda la tierra agrícola, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) calcula que el 98,5 % del suelo cultivable ha sido destruido y el 86 % de los pozos quedaron inutilizados. Organizaciones de derechos humanos advierten de un posible “ecocidio” y de la contaminación permanente del terreno.

Asimismo, la Amnistía Internacional y otros organismos han denunciado la destrucción sistemática de medios de subsistencia palestinos como parte de una política de anexión y desplazamiento forzado. Ajith Sunghay, jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Palestina, ha alertado de un “ataque coordinado contra la vida rural palestina” y subrayado que “la ofensiva comienza con los olivos, pero apunta a borrar toda una conexión cultural y humana con la tierra”.

Durante décadas, el ejército israelí ha arrancado olivos, un importante símbolo cultural palestino, en todo el territorio ocupado, como parte de sus intentos por apropiarse de tierras palestinas y desplazar forzosamente a sus habitantes.

Desde el inicio de la guerra de Israel contra Gaza en octubre de 2023, la violencia de las fuerzas militares israelíes y los colonos en Cisjordania se ha intensificado considerablemente, obligando a decenas de miles de palestinos a abandonar sus hogares. La ONU informó la semana pasada que más de un millar de palestinos han muerto en Cisjordania a causa de la violencia atribuida a las fuerzas israelíes o a colonos radicales desde el 7 de octubre de 2023.

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