Publicada: domingo, 5 de octubre de 2025 9:17

En un movimiento que sorprendió a muchos analistas políticos perspicaces, el movimiento de resistencia con base en Gaza, HAMAS, publicó el viernes una respuesta muy estratégica y diplomática al “plan para Gaza” de 20 puntos del presidente estadounidense Donald Trump.

El grupo aceptó, en principio, liberar a todos los retenidos israelíes restantes y transferir la autoridad administrativa a un organismo transitorio como parte de un marco para poner fin a la guerra genocida de un año contra Gaza.

Sin embargo, HAMAS subrayó que cualquier decisión sobre el futuro gobierno de Gaza debe basarse en un consenso nacional y ser determinada por el propio pueblo palestino, no por actores externos.

Los analistas políticos describieron la respuesta de HAMAS como una jugada diplomática magistral que tomó por sorpresa al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y dejó al descubierto sus planes para volver a frustrar el proceso.

Trump acogió con satisfacción la respuesta, hasta el punto de publicar la declaración completa de HAMAS en las redes sociales, señalando que el grupo está “listo para una paz duradera” y pidiendo a Israel que “detenga inmediatamente el bombardeo de Gaza”.

¿Qué incluía el plan de 20 puntos de Trump?

El muy promocionado “plan” de 20 puntos de Trump afirmaba ofrecer a Gaza un camino hacia la paz: una “zona desradicalizada y libre de terrorismo” reconstruida bajo supervisión internacional y dirigida por el propio Trump.

Aunque se presentó como un plan de paz y reconstrucción, los observadores lo ven como un intento de redefinir el futuro de Gaza reafirmando el control israelí y estadounidense sobre sus asuntos, tanto políticos como económicos.

La propuesta tiene una promesa engañosamente simple: si ambas partes aceptan, la guerra termina de inmediato. Israel detendría sus bombardeos genocidas y se retiraría hasta las líneas acordadas, congelando el frente hasta que se cumplan las condiciones para una retirada escalonada.

En un plazo de 72 horas tras la aceptación por parte de Israel, todos los cautivos serían devueltos —vivos o fallecidos—. A cambio, Israel liberaría un número limitado de prisioneros palestinos, incluidos 250 que cumplen cadena perpetua y otros 1700 detenidos desde el 7 de octubre de 2023.

Más allá de eso, el acuerdo esboza un orden político que equivale a una administración externa de Gaza, con un gobierno local subordinado a un llamado “Consejo de la Paz” presidido por Trump e integrado por figuras pro-guerra y controvertidas, como el ex primer ministro británico Tony Blair.

El consejo supervisaría la reconstrucción de Gaza, la planificación económica e incluso su transición política durante cinco años, hasta que se considere que una Autoridad Palestina reformada esté “lista” para asumir el control.

Muchos afirman que se asemeja alarmantemente a un protectorado del siglo XXI: una zona despojada de soberanía y reconstruida de acuerdo con las prioridades de potencias hegemónicas extranjeras e inversores privados.

Según el plan, la reconstrucción de Gaza estaría impulsada por lo que se denomina el Plan de Desarrollo Económico de Trump, inspirado en las relucientes ciudades modernistas del Golfo Pérsico.

Una zona económica especial ofrecería aranceles preferenciales e incentivos a la inversión, mientras que un panel de expertos diseñaría un modelo de “gobernanza moderna y eficiente” destinado a atraer capital.

En teoría, los empleos, la infraestructura y las oportunidades sustituirían la desesperación y la radicalización. En la práctica, el plan busca afianzar la dependencia del dinero y la influencia extranjera, marginando la capacidad política local, de acuerdo con el modelo que los estadounidenses aplicaron en Afganistán durante casi dos décadas.

Incluso las disposiciones humanitarias de la propuesta están condicionadas. El flujo de ayuda sería controlado por completo por instituciones internacionales como la ONU y la Media Luna Roja, excluyendo a los palestinos. El cruce de Rafah se reabriría únicamente bajo el mismo mecanismo del acuerdo humanitario de enero de 2025, reforzando el aislamiento de Gaza respecto a sus propias fronteras y vecinos.

La seguridad, además, dejaría de estar en manos palestinas. Una nueva llamada Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés), organizada por Estados Unidos y sus socios, asumiría la responsabilidad del orden interno y del control fronterizo. La ISF entrenaría a policías palestinos seleccionados y coordinaría con Israel y Egipto.

Las fuerzas de ocupación israelíes se retirarían gradualmente, manteniendo un “perímetro de seguridad” hasta que se considere que Gaza está completamente estable, una condición vaga que, en la práctica, deja a Israel en control por un período indefinido.

El proceso de desmilitarización, aunque se presenta como esencial para la paz, parece un desarme total bajo ocupación. Todos los túneles, armas e instalaciones de producción serían destruidos, con monitores independientes verificando el cumplimiento.

Aunque el plan insiste en que nadie será obligado a abandonar Gaza, también indica que los miembros de HAMAS tendrían que irse. El lenguaje de la “desradicalización” genera mayores preocupaciones sobre cómo se definiría o reprimiría la disidencia, la resistencia o incluso la expresión política bajo el régimen dirigido por Trump.

¿Qué dijo HAMAS en su respuesta al plan de Trump?

En su respuesta, que llegó tras la teatral amenaza de Trump de que “se desataría el infierno”, HAMAS dejó categóricamente claro que busca la paz y el orden sin hacer concesiones.

“Con el fin de detener la agresión y la guerra de exterminio a la que está siendo sometido nuestro pueblo firme en la Franja de Gaza, y sobre la base de la responsabilidad nacional, y en aras de los principios, derechos e intereses supremos de nuestro pueblo, el Movimiento de Resistencia Islámica, HAMAS, llevó a cabo consultas en profundidad dentro de sus instituciones de liderazgo, amplias consultas con las facciones y fuerzas palestinas, y consultas con mediadores y amigos hermanos, para alcanzar una posición responsable en el tratamiento del plan del presidente estadounidense Donald Trump”, decía la declaración.

El movimiento expresó su aprecio por los esfuerzos árabes, islámicos e internacionales, así como por los de Trump, por buscar el fin de la guerra genocida, el intercambio de cautivos, la entrada de ayuda, el rechazo a la ocupación de la franja y al desplazamiento del pueblo palestino.

En este contexto, HAMAS anunció su aprobación para liberar a todos los cautivos israelíes, vivos y fallecidos, conforme a la fórmula de intercambio mencionada en la propuesta de Trump, siempre que se garanticen las condiciones sobre el terreno, reafirmando su disposición a entrar inmediatamente en negociaciones a través de los mediadores para discutir los detalles.

HAMAS también aceptó entregar la administración de Gaza a un organismo palestino de tecnócratas “basado en el consenso nacional palestino” y con apoyo árabe e islámico.

“En cuanto a los demás temas mencionados en la propuesta del presidente Trump relativos al futuro de la Franja de Gaza y a los derechos legítimos del pueblo palestino, estos están vinculados a una posición nacional integral basada en las leyes y resoluciones internacionales pertinentes, y serán discutidos dentro de un marco nacional palestino global del cual HAMAS formará parte y al cual contribuirá con plena responsabilidad”, señalaba la declaración.

En esencia, la respuesta de HAMAS se dividía en dos partes. En la primera, el grupo abordaba los temas que entran dentro de su mandato de negociación: la liberación de cautivos a cambio del fin de la guerra, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y la entrega de ayuda y esfuerzos de reconstrucción.

La segunda parte trataba la cuestión del futuro de Gaza. Aquí, HAMAS pidió alcanzar un consenso nacional, afirmando que son el pueblo palestino y sus instituciones —no las potencias externas— quienes deben determinar su propio destino político y administrativo.

¿Cómo reaccionaron los movimientos de resistencia a la respuesta de HAMAS?

En una serie de declaraciones que reflejan tanto pragmatismo como líneas rojas firmes, los líderes de HAMAS expresaron su disposición a entablar negociaciones directas sobre un posible alto el fuego y el intercambio de cautivos, al tiempo que rechazaron enfáticamente cualquier propuesta que colocara a Gaza bajo administración extranjera.

En declaraciones a Al-Araby, el alto funcionario de HAMAS, Osama Hamdan, dijo que el movimiento está preparado para comenzar “negociaciones directas inmediatas” para organizar el intercambio de cautivos israelíes y prisioneros palestinos, y establecer las condiciones necesarias para implementar dicho acuerdo.

“Este asunto requiere entrar en negociaciones directas para definir sus disposiciones”, dijo Hamdan en la entrevista. “Creemos que, una vez que entremos en los detalles, se necesitará más tiempo del que se menciona en la propuesta, esas 72 horas.”

Hamdan subrayó que HAMAS está dispuesto a involucrarse en todos los temas que entran en su mandato, incluidos la liberación de cautivos, el fin de la guerra genocida y la reconstrucción de Gaza, pero trazó una línea clara respecto a la idea de una administración no palestina del territorio.

“No aceptamos que los asuntos de Gaza, como parte de Palestina, sean gestionados por ninguna parte no palestina. La entrada de fuerzas o de una administración extranjera en la Franja de Gaza es un asunto inaceptable para los palestinos”, afirmó.

En su lugar, HAMAS reafirmó su apoyo a entregar la administración de Gaza a un organismo palestino tecnocrático, compuesto por profesionales y vinculado a la Autoridad Palestina.

“Existe un acuerdo nacional palestino”, dijo Hamdan, “de que un organismo nacional palestino, conectado con la Autoridad Palestina, gestionará la Franja de Gaza”.

Subrayó que la cuestión del futuro político de Gaza —y, en un sentido más amplio, el futuro del Estado palestino— debe resolverse dentro de un “amplio marco nacional”.

HAMAS, dijo, no reclama el derecho exclusivo de tomar tales decisiones. “Las cuestiones futuras relacionadas con el Estado palestino deben resolverse dentro de un amplio marco nacional... HAMAS no monopoliza el derecho a responderlas por sí solo”.

Al mismo tiempo, Hamdan rechazó los intentos de marginar políticamente a HAMAS. “Los intentos de excluir a HAMAS del proceso político palestino no tendrán éxito”, advirtió.

Por su parte, Musa Abu Marzuq, miembro del buró político de HAMAS, declaró a Al-Jazeera que el movimiento está preparado para negociar no solo el acuerdo de intercambio, sino todos los aspectos del plan propuesto, incluidos los temas delicados relacionados con la gobernanza y las armas.

También abordó el despliegue propuesto de una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz —uno de los elementos más controvertidos del plan—. “Todos los detalles relacionados con la fuerza de mantenimiento de la paz requieren comprensión y clarificación”, afirmó.

Marzuq insistió en que HAMAS sigue siendo un movimiento de liberación nacional, rechazando la etiqueta de terrorismo contenida en el plan. “La definición de terrorismo en el plan no puede aplicarse a HAMAS”, declaró.

El movimiento Yihad Islámica Palestina también emitió una declaración en apoyo de la postura de HAMAS.

Describió la respuesta de HAMAS al plan de Trump como “una expresión de la posición de las fuerzas de resistencia palestinas”, confirmando que la Yihad Islámica “participó responsablemente en las consultas que condujeron a esta decisión”.

¿Cómo reaccionó Israel a la respuesta de HAMAS?

Tras el anuncio de la respuesta de HAMAS a la propuesta de Trump, las fuerzas de ocupación israelíes intensificaron su campaña de bombardeos en el norte de la Franja de Gaza.

Según los informes, se registraron intensos bombardeos aéreos y ataques de artillería en toda la ciudad de Gaza.

Más de diez ataques aéreos israelíes golpearon el barrio de Al-Sabra, en la ciudad de Gaza, el sábado, provocando incendios y dejando grandes zonas del área en ruinas.

Testigos informaron que también se detonaron tres vehículos blindados en medio del bombardeo, que se ha intensificado en varios frentes de la ciudad.

Dos de los ataques impactaron cerca del Centro Al-Nour para Ciegos, levantando columnas de humo sobre bloques residenciales cercanos. El continuo fuego de artillería y las ráfagas de disparos provenientes de vehículos terrestres y aeronaves israelíes resonaban en los ejes norte, este y sur de Gaza, atrapando a los residentes en un círculo cada vez más estrecho de violencia.

Mientras las explosiones sacudían la noche, se veía a un gran número de civiles desplazados moviéndose por las calles de Al-Sabra, familias cargando con lo poco que habían podido rescatar, buscando refugio en una ciudad donde los espacios seguros prácticamente han desaparecido.

Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha rechazado el plan propuesto por Trump. Según un informe de Axios, Netanyahu instruyó a su equipo para que se ciñera a su estrategia actual en lugar de seguir el marco planteado por el presidente estadounidense.

Axios informó además que Netanyahu se sorprendió con el anuncio de Trump y quiso asegurarse de que no se estableciera la idea de que HAMAS había dado una respuesta positiva al plan de Trump.

Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.