La decisión del Reino Unido, anunciada el viernes por la ministra británica del Interior, Priti Patel, de “ilegalizar” al Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) “en su totalidad”, acusándole de tener “una capacidad terrorista, incluido el acceso a armamento extenso y sofisticado, además de instalaciones de entrenamiento terrorista”, ha generado una ola de críticas tanto en Palestina como en otros países.
En este sentido, Mahmud al-Zahar, cofundador de HAMAS, aseguró que Londres tomó esa decisión para satisfacer a Israel, al apoyar, con esa medida, la normalización de las relaciones de los países con este régimen.
“Las victorias de la Resistencia amenazan los intereses del Reino Unido y del régimen sionista, y por eso [Londres] tomó esta decisión”, hizo hincapié Al-Zahar, en unas declaraciones a la cadena libanesa Al Mayadeen.
Asimismo, mencionó el papel del lobby israelí en el Reino Unido y la normalización de ciertos países árabes con el régimen de Tel Aviv como factores que alentaron a Londres a incluir al movimiento palestino en su lista negra.
Londres tiene una culpa contra el pueblo palestino, es el país que desplazó a esta nación, aseveró, si bien, aseguró que la reciente medida no tendrá ningún efecto sobre HAMAS ni la Resistencia palestina.
Por su parte, el Movimiento de la Yihad Islámica Palestina indicó la misma jornada, mediante un comunicado, que, pese a que el Reino Unido debe compensar sus errores históricos contra los palestinos, tomó una decisión hostil en detrimento del pueblo palestino y su legítima lucha por la libertad y la recuperación de su territorio y sus derechos.
“La resistencia es el derecho legítimo del pueblo palestino, y las fuerzas de la Resistencia no dejarán de ejercer este derecho de ninguna manera”, subrayó la Yihad Palestina.
Por su parte, el presidente del Comité Supremo Revolucionario yemení, Mohamad Ali al-Houthi, condenó, vía Twitter, la decisión británica contra HAMAS, señalando que la medida de Londres, “el fundador de la ocupación”, no es una sorpresa y muestra el continuo apoyo del Reino Unido a los israelíes.
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