El Ministerio de Defensa nipón afirmó el sábado que el objetivo de dicha compra es fortalecer la capacidad defensiva nacional y contrarrestar las operaciones aéreas de China, que a juicio de Japón, “viola el espacio aéreo” de este país.
Mediante este nuevo plan de defensa, el país insular busca tener en un plazo de cinco años 20 cazabombarderos F-35 de EE.UU., otros 42 adicionales hasta el año fiscal 2028, según publicó el diario local Yomiuri Shimbun.
La decisión de Japón fue anunciada luego de que el departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) informara el 11 de octubre la suspensión temporal de los vuelos de sus 115 cazas F-35, tras estrellarse en septiembre un avión de esa clase en Carolina del Sur, al parecer, por un fallo en uno de los tubos para el combustible.
Tras este incidente, el Reino Unido y el régimen israelí suspendieron los vuelos de los F-35 como medida cautelar, esperando los resultados de una investigación que inició la compañía fabricante, Lockheed Martin.
Ante esta situación, la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón reveló el viernes que tiene previsto realizar este domingo un vuelo en el campamento Asaka en la prefectura de Saitama, ubicada al norte de Tokio –la capital japonesa– para confirmar la seguridad de los vuelos.
La página web Aviation Week reveló el año pasado datos que confirmaban el registro de 29 incidentes fisiológicos inexplicables entre los pilotos de los aviones F-35 durante los años 2006 y 2017.
Indicó que las autoridades decidieron suspender los vuelos de los F-35 en la base aérea de Luke, en el estado Arizona (suroeste de EE.UU.), hasta que se esclarezcan las causas del aumento de los incidentes que ha limitado la operatividad de estos aviones de guerra.
La oenegé Proyecto sobre Supervisión del Gobierno (POGO, por acrónimo en inglés) asegura que esta aeronave aún tiene 111 deficiencias de la primera categoría que afectarían la seguridad u otros requerimientos críticos, poner en riesgo la vida del piloto, de las tropas en tierra o el cumplimiento de la misión.
El caza F-35 es un avión de quinta generación desarrollado en tres modelos diferentes que, según un funcionario del Pentágono, el 83 % de estas naves de combate estadounidense no ha podido ni siquiera despegar en un test simulado.
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