El domingo, el 6 de junio, más de 93 millones de mexicanos estaban convocados a las urnas para elegir unos 20 000 cargos, entre ellos 500 asientos de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y miles de puestos locales.
Las elecciones revestían especial importancia porque evidenciaban la popularidad o el desgaste del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador a mitad de su mandato. De acuerdo con la mayoría de las encuestas realizadas antes de los comicios, el oficialismo defendería su mayoría en la Cámara Baja del Congreso.
López Obrador, también conocido como AMLO, necesita la mayoría calificada (dos tercios del Congreso) para la aprobación de las reformas constitucionales.
Esto mientras que, de acuerdo con el conteo rápido de los votos, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ya ha perdido 66 diputados.
Según el recuento rápido ofrecido por el Instituto Nacional Electoral (INE), Morena cuenta con 256 diputados, por lo que pasaría a tener entre 190 y 203 en el órgano legislativo.
Solo, en el caso de que se junten dos partidos (el Partido Verde, que ha cuadriplicado su número de votos y el Partido del Trabajo) a Morena, el Gobierno conseguiría la mayoría ordinaria del Congreso para su segunda mitad de mandato.
El INE ha precisado que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) están aumentado en escaños, lo que deja una Cámara más fragmentada.
Violencias en México relacionadas a las elecciones federales
El proceso electoral estuvo marcado por una ola de violencia, que ha dejado entre 90 y 167 asesinatos vinculados con los comicios.
E PRI ha declarado que, en varios estados como Nuevo León, han conseguido la mayoría de votos. También, Mario Delgado, presidente de Morena, ha informado esta misma jornada que, según sus encuestas a pie de urna, su partido ha logrado una victoria en 12 provincias.
Por toda la violencia vinculada a las elecciones, el INE pidió a los partidos que actúen con responsabilidad y eviten declarar ganadores hasta tener el conteo final.
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