Centenares de migrantes que participaban en una manifestación pacífica en la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con EE.UU., rompieron filas y corrieron rumbo a las garitas El Chaparral y San Ysidro, que conectan ambos países.
Los migrantes que lograron llegar al muro que divide a ambas naciones escalaron las vallas de metal y se sentaron en lo alto. Del otro lado, elementos de la patrulla fronteriza estadounidense lanzaron balas de gomas, bombas de humo y gases lacrimógenos para impedir el cruce de migrantes que intentaban por distintos puntos ingresar a Estados Unidos.
Ante la dispersión del humo, los centroamericanos comenzaron a replegarse, muchos de ellos, algunos niños, afectados por el gas. Sin embargo, minutos después, cuando el humo se dispersó, varios migrantes volvieron a subirse a las vallas.
Debido a esto, las autoridades norteamericanas decidieron cerrar la garita de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) recurrió a las redes sociales para informar del cierre de este puesto fronterizo ante la avalancha de personas.
Desde mediados de octubre varias caravanas de migrantes centroamericanos —en su mayoría hondureños y salvadoreños— recorren México con el objetivo de llegar a Estados Unidos. En total se calcula que son al menos 9000, pero cerca de 1900 regresaron a sus países voluntariamente.
Mientras tanto, el Gobierno de EE.UU. autorizó el martes a sus soldados desplegados en la frontera con México usar la “fuerza letal” contra los migrantes si lo consideran necesario. La orden fue firmada por el jefe del Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly.
Hasta el momento, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha ordenado el despliegue de más de 5900 soldados, así como 2100 tropas de la Guardia Nacional, el cual mantendrá “mientras sea necesario” a lo largo de la frontera para impedir la “invasión” de migrantes.
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