"Quiero vivir en un país europeo, no en uno árabe", ha afirmado Saja al-Dulaimi, de 26 años, en una entrevista con el diario sueco Expressen publicada este jueves.
La exesposa del Al-Bagdadi, quien ostenta el liderazgo de una banda terrorista que mediante sus actos representa el terror en su máximo grado en Siria e Irak, ha dicho querer "vivir libre".
Quiero vivir en un país europeo, no en uno árabe", ha afirmado Saja al-Dulaimi en una entrevista con el diario sueco Expressen publicada este jueves.
Al-Dulaimi, de una familia burguesa iraquí, se casó por primera vez con un iraquí de la guardia personal del exdictador Sadam Husein, con el que tuvo gemelos, pero pronto enviudó y en 2008 contrajo nuevas nupcias con Al-Bagdadi, al que describe como un "padre de familia normal", profesor universitario y muy querido por los niños.
En aquel entonces, Al-Bagdadi combatía en las filas de Al-Qaeda en Irak y más tarde entró en contacto con el grupo takfiri de Daesh, convirtiéndose en su líder allá por 2010; desde entonces, ha sembrado el terror en la región de Oriente Medio, razón por la que Al-Dulaimi ha denunciado que lo hayan marcado con la etiqueta de terrorista, cuando ha estado lejos de serlo.
En este sentido, asegura que su matrimonio solo duró tres meses, ya que transcurrido este tiempo, Al-Dulaimi lo abandonó y años más tarde se marchó a El Líbano, donde estuvo encarcelada con sus hijos desde 2014 y ha sido liberada recientemente.
Del breve matrimonio entre esta mujer y el terrorista más buscado del mundo actualmente, a cuya cabeza EE.UU. ha fijado un precio de 10 millones de dólares, nació una hija llamada Hagar, que tiene ahora 7 años y ha declarado que quiere ir a Europa para "estudiar".
La exesposa ha explicado que no sabe cómo entró su exmarido en la banda extremista, porque lo dejó pronto cuando estaba embarazada de Hagar.
Daesh comenzó sus actos violentos en Irak en 2014, llegando desde territorio sirio, y se hizo con el control de amplias zonas, que ha perdido después. El grupo comete crímenes de lesa humanidad en ambos países, entre los que se cuentan ejecuciones sumarias, violaciones y torturas.
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