En medio de un amplio dispositivo policial, los manifestantes de los “chalecos amarillos”, han salido a las calles este sábado tanto en París, la capital, como en ciudades como Marsella, Toulouse, Lyon, Lille, Nantes, Niza, Burdeos y Estrasburgo.
La Policía ha usado gas lacrimógeno contra los manifestantes y detenido a al menos 200 personas: 54 continúan arrestadas, según la Fiscalía de París.
Este movimiento inédito, sin líderes ni estructura, surgió inicialmente por un aumento del precio del combustible, pero se extendió con rapidez por toda Francia y puso en jaque al Gobierno del presidente Emmanuel Macron, revelando el profundo descontento popular por las desigualdades sociales.
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