Este movimiento surgió tras el asesinato de un manifestante el 17 de noviembre durante una protesta en la región oriental de Savoie contra el plan de alzas fiscales a los combustibles para 2019.
La magnitud de esta nueva movilización se ha elevado con el transcurrir de los días, de modo que París vivió los peores motines en décadas en el tercer fin de semana de protestas, con coches incendiados, ventanas rotas, tiendas saqueadas y calles parisinas llenas de escombros.
El empeoramiento de la situación provocó que el presidente francés, Emmanuel Macron, cancelara todas las alzas a los combustibles para 2019, pero los chalecos amarillos regresaron a las calles, diciendo que no están satisfechos con la estrategia anunciada.
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