Las discriminaciones son una realidad en Francia. Así lo muestra el informe del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED) que junto al Observatorio Regional de las Discriminaciones en la Región de París muestran que el 41,3 % de los encuestados, todos ellos inmigrantes o hijos de inmigrantes, ha declarado haber sufrido discriminaciones varias y entre ellas la primera razón es el color de piel que dificulta la ascensión profesional.
Pero las discriminaciones en Francia también tienen que ver con la orientación religiosa. Mientras que los cristianos no reconocen casi ninguna discriminación, los musulmanes la sufren de manera permanente. Un 32 % en la Región de París reconoce que el hecho de ser musulmanes les estigmatiza para encontrar trabajo cuanto más si además eres originario de un país musulmán.
Pero en ocasiones las discriminaciones son menos visibles, son las llamadas micro-discriminaciones. Negarte el saludo, no dirigirte la palabra, obviar tu presencia en una reunión, olvidarse de invitarte en un encuentro de compañeros de trabajo son aptitudes que en determinados casos minan la confianza de uno. Pero no todo está perdido.
Mucho camino queda aún por recorrer para que la sociedad francesa acepte como un igual a una mujer, inmigrante, musulmana, de piel oscura y viviendo en una barrio pobre. Pero afortunadamente aún hay quien está dispuesto a hacer el esfuerzo.
Juan José Dorado, París.
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