Los manifestantes en la capital irlandesa, en Dublín, ataron cientos de zapatos de bebés a las barandillas y pancartas y mostraron así su repudio a los abusos de menores por parte de miembros de la Iglesia.
Los descontentos expresaron su decepción con la respuesta del Vaticano y consideraron ‘vacías’ las disculpas del papa. El pontífice realiza una visita de dos días a Irlanda del Sur, muy afectada por los abusos cometidos por sacerdotes o monjas.
El activista irlandés Colm O’Gorman, víctima de abusos sexuales cometidos por el clero en este país, afirmó que el mensaje lanzado por el papa Francisco a los supervivientes en Dublín es un “vergonzoso intento” de evitar asumir su responsabilidad.
 
 
 
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