“Quisiera decir que el propio presidente de Francia [Emmanuel Macron], siguiendo su propia lógica, debería haber dimitido hace dos años, cuando los ‘chalecos amarillos’ apenas empezaban a aparecer en las calles de París”, planteó Lukashenko, según publicó el domingo la agencia rusa Sputnik.
De esta forma, Lukashenko respondía el llamado de su par galo a que dimitiera de su cargo como presidente de Bielorrusia.
Añadió que, los ‘chalecos amarillos’ siguen protestando en las calles mientras “Macron sorprendentemente sigue en el cargo. Francia se ha convertido en un país donde las manifestaciones masivas se han convertido en un lugar común”, fustigó el gobernante bielorruso.
Los ‘chalecos amarillos’ constituyen un movimiento inédito, sin líderes ni estructura, que surgió inicialmente por un aumento del precio del combustible, pero se extendió con rapidez por toda Francia y ha puesto en jaque al Gobierno de Macron, revelando el profundo descontento popular por las desigualdades sociales. Normalmente se manifiestan los sábados y son reprimidos por los agentes de policías.
Asimismo, Lukashenko dijo que, “como el político experimentado a uno inmaduro”, aconsejaba a Macron a mirar menos a su alrededor, y en su lugar se dedique a los asuntos internos de Francia. “Por lo menos empieza a resolver los problemas que el país ha acumulado mucho”, declaró el líder bielorruso.
Bielorrusia ha sido, en las últimas semanas, escenario de amplias protestas contra el resultado de las elecciones presidenciales, celebradas el 9 de agosto, en las que el actual presidente, es decir, Lukashenko, obtuvo el 80,1 % de los votos. La oposición bielorrusa denuncia un supuesto fraude en el proceso electoral y llama al diálogo.
Entre tanto, Lukashenko ha atribuido la caótica situación en Bielorrusia a “elementos de injerencia extranjera”, denunciando que la Administración estadounidense planea dirigir las protestas antigubernamentales con la connivencia de la Unión Europea (UE).
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