Esta bandera podría muy bien representar a todos los pueblos oprimidos del mundo: desde Palestina, hasta las comunidades afroamericanas e inmigrantes en Estados Unidos. Les une la lucha contra la injusticia; contra la opresión.
Genocidio, violencia policial, tortura, encarcelamiento indefinido, son solo algunas de la similitudes de los aparatos opresores y racistas. Todo ello, según activistas, con el beneplácito de un instrumento propagandístico que niega la realidad o la distorsiona.
En Estados Unidos, la supremacía anglosajona de extrema derecha gradualmente infiltró las instituciones políticas, fuerzas del órden y medios de comunicación. El resultado es evidente, pero también comparativo al sionismo y sus mecanismos de limpieza étnica.
En este contexto, muchos, ya sea por ignorancia o por conveniencia deciden tildar de “anti-semita” a todo aquel que se atreve a cuestionar. Y es que la violación de los derechos humanos de comunidades pobres o de color resulta mucho más conveniente porque estos crímenes permanecen -en general- en el anonimato.
Marcelo Sánchez, Miami.
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